Varios ambientalistas, periodistas y dirigentes comunitarios que han seguido de cerca la crítica situación del monumento natural Salto del Limón, en riesgo de desaparición por falta de agua, propusieron varias medidas para revertir el problema y generar un modelo de respuesta aplicable a muchas urgencias ambientales que afectan al país.
El profesor Luis Carvajal, coordinador de la Comisión Ambiental de la Universidad Autónoma de Santo Domingo; el periodista especializado en turismo, Salvador Batista; la ambientalista y comunicadora Miosotis Batista, y el dirigente comunitario Salvador Alcalá, reclamaron una acción mancomunada para rescatar el Salto del Limón, uno de los principales atractivos turísticos del Nordeste.
Durante un encuentro coordinado por la Asociación Dominicana de Prensa Turística (ADOMPRETUR) y moderado por su presidente Luis José Chávez, Carvajal propuso inventariar las causas del problema, presentar las posibles alternativas y definir los actores, roles y responsabilidades en el proceso de solución.
Identificó entre las posibles causas, la ganadería extensiva, la agricultura intensiva, la construcción de caminos y vías de acceso a las nuevas construcciones, deforestación y reforestación inadecuada, y el secuestro y desvío de los recursos hídricos de la zona.
El vicepresidente de la Asociación Comunitaria de Ecoturismo Salto del Limón, Salvador Alcalá, quien encabezó una comisión de líderes comunitarios de la zona, reclamó una estrategia articulada de los actores y sociales e institucionales para revertir el deterioro del monumento natural y recuperar la dinámica económica asociada a ese recurso.
El periodista de temas turísticos Salvador Batista informó que, de acuerdo con informaciones de los comunitarios de El Limón, la llegada de turistas se ha reducido drásticamente en la zona.
“De 600 y 700 turistas tantos locales y extranjeros que llegaban diariamente hasta el monumento natural se ha reducido casi a cero, ya que sin su impresionante cascada no genera interés entre los visitantes.
De 80 mil turistas que recibía cada año el salto El Limón, esta cantidad se ha reducido considerablemente, explicó el conocido comunicador turístico.
Dijo que ante esta situación, se ha producido una parálisis económica casi total de la comunidad y muchos de sus residentes que dependían directa e indirectamente de los senderos que se dirigían al salto El Limón, han tenido que emigrar a otros puntos del país en busca de trabajo.
La joven ambientalista Miosotis Batista explicó que durante un reciente encuentro con representativos de El Limón, el ministro de Medio Ambiente, Ángel Estévez, se mostró muy receptivo a una propuesta de co-manejo del parque de El Limón, sometida a esa entidad por la de la Asociación Comunitaria de Ecoturismo Salto El Limón (ACESAl).
Resaltó que por las estadísticas medibles, de las 128 Áreas Protegidas del país, las que están en mejores condiciones son las apoyadas por iniciativas comunitarias. “Ejemplos palpables son el caso de Loma Quita Espuela, Los 27 Charcos de Damajagua, Parque José Armando Rancier y los Manglares de Estero Balsa”, expuso la también directora de la revista Tinglar.
Miosotis reveló que durante el pasado fin de semana un notable grupo de voluntarios que llegó a la zona para realizar una siembra de árboles se encontró con la desagradable sorpresa de que en el lugar se estaba haciendo un hoyo para almacenar agua para vacas y que además se habían llevado al mismo punto unas 100 nuevas reses, que representarían una seria amenaza para mantener la capa vegetal.
Lisette Gil, especialista en turismo sostenible, no participó personalmente en la rueda de prensa pero compartió un mensaje entregado a los periodistas para solidarse con la iniciativa.
Dijo que en el caso del Limón se repite, con sus propias particularidades, la historia de Valle Nuevo, Constanza, donde, hace una década, la extracción creciente de agua por parte de terratenientes y llamados “padres de familia”, provocaron una sequía que prácticamente extinguió el Salto de Aguas Blancas, entre otras consecuencias.
Explicó que “una gestión responsable del Ministerio de Medio Ambiente, asumió con firmeza la reubicación de los agricultores invasores, les buscó alternativas de vida y se resguardó el bien más preciado de todo ser humano, el Agua. Un bien muy limitado en el caso de nuestra Isla habitada por 20 millones de almas”.
Sostuvo que las medidas adoptadas para recuperar la reforestación de la zona hicieron posible que el Salto de Aguas Blancas restableciera su caudal y todo su potencial como atractivo ecoturístico de Constanza.