División en la Casa de Saud: El príncipe Salman en la mira

División en la Casa de Saud: El príncipe Salman en la mira

Por Pelegrín E. Castillo Arbaje.-

Hace una semana, la CIA, de acuerdo a fuentes del Washington Post y Reuters, afirmaba con seguridad que el asesinato del periodista saudí radicado en Washington, Jamal Khashoggi, fue ordenado por o se hizo con el conocimiento y aprobación del príncipe Mohammed bin Salman, segundo en la jerarquía saudí y quien es destinado a ser el próximo gobernante de la casa de Saud y del Reino de Arabia Saudita.

Según el informe, Khashoggi, quien era un gran critico de la monarquía del país árabe, recibió una llamada del embajador saudí en Washington Khalid bin Salman (hermano del príncipe), en la que este le dijo al periodista que acuda al consulado saudí en Estambul, donde se le darían unos documentos de índole personal y donde su seguridad estaba garantizada. Aunque no queda claro si el embajador sabía lo que le ocurriría al periodista, se puede decir que, la llamada fue bajo la dirección de su hermano, según fuentes del Washington Post.

La acusación de que Salman estaba tras el asesinato fue traído al panorama hace un mes por el presidente turco Erdogan, quien aseguro que la orden del crimen perpetrado en su país fue dada por los mas altos niveles del gobierno saudí, esta primicia mas el informe de la CIA ponen en peligro la credibilidad y el poco prestigio que aun queda a la monarquía árabe, y sobre todo al futuro rey de este país, que aunque aparentaba ser un nuevo bastión de modernidad y progreso, se vio involucrado en el asesinato de Estado mas importante de la ultima década, luego de la muerte del disidente ruso y ex – agente de la KGB, Alexander Livitnenko, quien afirmo que Vladimir Putin y la FSB estaban detrás de los actos terroristas de 1999 en Moscú, que le dio a Rusia y a Putin el poder de iniciar una ofensiva brutal en el conflicto de Chechenia.

Sin duda este crimen, que había sido monitoreado por las agencias de inteligencia de EE. UU previo a su ejecución, plantea una disyuntiva para el presidente Trump y su política en Medio Oriente, sin duda la alianza saudí-americana, que desde 1933 ha sido un pacto de petróleo por protección, es una de las que EE.UU ha luchado por mantener en vigencia, ya que en 1991 no vacilo en enviar 500,000 tropas para defenderla de una potencial invasión por parte de Saddam Hussein, o el hecho de que 15 de los 19 secuestradores del 11-S fueron saudíes (sin mencionar que Osama Bin Laden era un millonario empresario saudí previo a su etapa criminal) no fuera severamente castigado.

Pero en el contexto actual, con crímenes de guerra cometidos en Yemen, violaciones a los derechos humanos mas elementales, un reino dividido entre moderados monarcas educados en occidente y predicadores extremistas que incitan a la yihad,  ponen en riesgo la imagen de un joven y prometedor líder, en una nación donde la tradición y la modernidad van hacia una colisión muy violenta.

Artículo de opinón

Foto: AP