El gobierno federal de Estados Unidos cerró sus operaciones la madrugada de este miércoles debido a una disputa partidista sin resolver sobre la financiación, dejando a cerca de tres cuartos de millón de empleados en licencia y a otros trabajando sin remuneración indefinidamente. Esta paralización implica el cierre de numerosas oficinas y servicios federales esenciales, generando un impacto significativo en la administración pública y en la población.
Según estimaciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso, este cierre diferirá una compensación diaria aproximada de 400 millones de dólares para los trabajadores federales afectados. Aunque algunos servicios críticos como la entrega de correo y pagos del Seguro Social continuarán funcionando, la gran mayoría del personal, incluyendo el 88% de la Administración del Seguro Social y el 96% del Departamento de Asuntos de Veteranos, laborará sin sueldo.
Además, agencias clave como el Departamento de Educación y Comercio han puesto en licencia a la mayoría de sus empleados, lo que ha provocado la suspensión de la publicación de datos económicos esenciales, como las cifras de empleo de septiembre.
Parques nacionales permanecerán parcialmente abiertos con servicios mínimos gracias a ingresos por tarifas, mientras que instalaciones cerradas incluirán museos y edificios con acceso restringido. Por otro lado, sectores sensibles como la ciberseguridad enfrentan graves dificultades, ya que el 65% del personal de la Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad ha sido puesto en licencia, lo que podría aumentar la vulnerabilidad ante ataques informáticos en un entorno de amenazas crecientes.
