Brasil confirmó la presencia de una nueva subvariante del COVID-19 denominada XFG, también conocida como “Stratus” o “Frankenstein”, que captó la atención de la Organización Mundial de la Salud (OMS) debido a su rápida expansión a nivel mundial.
Esta cepa es una variante recombinante de Ómicron, surgida de la combinación genética de las subvariantes LF.7 y LP.8.1.2, y fue detectada por primera vez en Brasil en estados como Río de Janeiro, São Paulo, Ceará y Santa Catarina. En Río de Janeiro, el Instituto Oswaldo Cruz informó que la variante estuvo presente en el 62% de los casos analizados a comienzos de julio, lo que confirma su alta capacidad de propagación.
La OMS la clasificó como una “variante bajo vigilancia”, debido a su rápida expansión en regiones del sudeste asiático, Europa y América Latina, sin evidencias por ahora de que cause cuadros más graves o reduzca la efectividad de las vacunas actuales, que siguen protegiendo contra las formas severas y hospitalizaciones.
Los síntomas reportados de la variante XFG incluyen pérdida y ronquera de la voz, además de afecciones habituales como fiebre, dolor de garganta, alteración del gusto y olfato, cefalea, y síntomas respiratorios y digestivos, que pueden confundirse con un resfrío común.
