La tumba del papa Francisco estará ubicada en un lugar de profundo simbolismo dentro de la Basílica Papal de Santa María la Mayor, específicamente en el pasillo lateral que se extiende entre la Capilla Paulina —hogar del venerado icono de la Salus Populi Romani— y la Capilla Sforza, muy cerca del altar lateral dedicado a San Francisco de Asís, el santo que inspiró su pontificado.
El pavimento del sepulcro será de piedra Finale Ligure, en homenaje a las raíces familiares del pontífice. La lápida, fiel al estilo austero y sencillo que caracterizó su vida y ministerio, consistirá en una losa lisa de piedra ligur con la inscripción FRANCISCUS, grabada en relieve a una altura de 12 centímetros sobre el nivel del suelo.
En la pared frontal del recinto se colocará una reproducción ampliada de la cruz pectoral que solía llevar el papa Francisco, un símbolo que acompañó sus años de servicio pastoral y que representa su cercanía a los más humildes.
Las paredes interiores serán decoradas en un suave tono marfil, armonizando con los matices de la piedra y el pavimento, manteniendo una estética sobria, recogida y espiritual.
Justo frente a la tumba, por expresa voluntad del pontífice, se conservará la inscripción original de 1615, correspondiente al papa Pablo V Borghese, quien mandó a construir la capilla de la Salus Populi Romani. Esta antigua inscripción recuerda la edificación de dicho recinto en honor a la efigie mariana atribuida a San Lucas, e insta a la celebración perpetua de ritos y cantos en alabanza a la Virgen María.
La ubicación y diseño de la tumba reflejan la humildad y el amor mariano del papa Francisco, quien desde el inicio de su pontificado mostró una devoción constante por la Virgen, en especial bajo la advocación de Salus Populi Romani.