Una densa tormenta de arena de proporciones alarmantes cubrió gran parte del territorio iraquí este martes, tiñendo el cielo de un tono naranja intenso y reduciendo la visibilidad a niveles casi nulos, en una escena que muchos describen como “apocalíptica”.
La nube de polvo y tierra amarilla afectó severamente a ciudades como Nayaf, Bagdad, Karbala y Mosul, provocando el colapso parcial de los servicios sanitarios debido al alto número de personas con dificultades respiratorias. De acuerdo con el Ministerio de Salud de Irak, al menos 2,000 personas fueron hospitalizadas y más de 520 presentaron síntomas de asfixia.
Ante la emergencia, las autoridades sanitarias activaron protocolos de alerta en hospitales y comenzaron la distribución masiva de mascarillas en las zonas más afectadas. Además, se suspendieron las clases en centros educativos y se detuvieron temporalmente las operaciones en los aeropuertos internacionales de Nayaf y Basora por falta de visibilidad.
Las tormentas de arena se han vuelto cada vez más frecuentes en Irak en los últimos años, alimentadas por la desertificación, el cambio climático y la deforestación, lo que ha generado crecientes preocupaciones sobre su impacto en la salud pública y la infraestructura nacional.