La Administración Trump no para de introducir cambios en Estados Unidos desde su llegada a la Casa Blanca. El presidente norteamericano quiere romper con el modelo anterior de Joe Biden en el plano económico y social. Después de su polémica decisión con los aranceles al resto del mundo, su última decisión ha sido crear una “tarjeta dorada” para inmigrantes.
“¿Saben qué es esta tarjeta? Es la tarjeta dorada, la tarjeta Trump”, la presentaba el presidente delante de los medios de comunicación. Esta tarjeta representa un permiso migratorio destinado a millonarios que cuesta 5 millones de dólares. Además, cuenta con la cara del presidente en uno de sus dorsos.
Una de las ventajas que conlleva tener esta tarjeta es que los ciudadanos estarán exentos de pagar impuestos sobre los ingresos que obtienen en extranjero. Otra es que tendrán, además, los mismos derechos que los residentes permanentes que tienen la conocida como tarjeta verde. Esta última ha causado indignación entre los ciudadanos estadounidenses más reacios con la llegada del actual presidente.

El mandatario del país de las treces barras ha analizado qué significa esta tarjeta para los ciudadanos que la tengan en su poder y para la nación: “Esto atraerá a mucha gente a nuestro país, que será rica, que ha tenido éxito y gastará mucho dinero, pagará impuestos y dará trabajo a muchas personas. Creemos que será un gran éxito”.
Como todo lo relacionado con esta segunda etapa de Trump en el Despacho Oval, esta decisión ha tenido opiniones contrarias. Hay quienes opinan que es una buena oportunidad para atraer al capital extranjero después del varapalo que han supuesto los aranceles en las relaciones con otros países. Otros, por el contrario, opinan que esta medida favorece a aquellos ciudadanos que más poder adquisitivo tienen.