La tragedia de los desaparecidos en México vuelve a estremecer a la sociedad tras el hallazgo de restos humanos calcinados en el Rancho Izaguirre, una finca ubicada en Teuchitlán, Jalisco, presuntamente utilizada por el crimen organizado como centro de exterminio y crematorio clandestino.
El macabro descubrimiento se produjo el pasado 5 de marzo por integrantes del colectivo Guerreros Buscadores, un grupo de familiares de desaparecidos que rastrea incansablemente pistas sobre sus seres queridos. Durante la exploración del predio, los activistas encontraron huesos enterrados, cientos de zapatos y otros objetos personales que refuerzan la hipótesis de que el sitio era utilizado para la desaparición forzada de víctimas.
Según los activistas, la finca ya había sido cateada en septiembre tras un enfrentamiento entre las fuerzas armadas y presuntos miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), grupo con una fuerte presencia en la región. En aquella ocasión, la Fiscalía de Jalisco informó sobre el hallazgo de restos con “exposición térmica”, pero los buscadores aseguran que las evidencias encontradas la semana pasada ponen en duda la efectividad de las primeras investigaciones.
Liz Throssell, portavoz de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, calificó la situación como “perturbadora” y exhortó a las autoridades a garantizar una investigación “transparente y exhaustiva”. La falta de resultados en casos similares ha generado indignación entre los colectivos de búsqueda y la opinión pública.
Jalisco es el estado con más personas desaparecidas en México, con casi 15,000 casos registrados dentro de un total nacional de 124,059. La crisis se ha agravado desde 2006, cuando el país intensificó su lucha contra el narcotráfico, desatando una ola de violencia que ha triplicado la tasa de homicidios.
Las imágenes captadas durante la búsqueda en el Rancho Izaguirre revelan escenas desoladoras: cuartos con cientos de zapatos abandonados, ropa amontonada, maletas, productos de higiene personal y libretas con anotaciones sobre armas y nombres clave. Entre los hallazgos también se encontraron casquillos de armas largas, láminas para practicar tiro y un altar de la “Santa Muerte”, culto popular entre algunos grupos criminales.
Uno de los elementos más conmovedores fue una carta escrita por una presunta víctima que desapareció en febrero de 2024 y que, según Guerreros Buscadores, logró regresar con su familia en octubre. “Mi amor, si algún día ya no regreso, solo te pido que recuerdes lo mucho que te amo”, rezaba el mensaje encontrado entre las pertenencias.
