El expresidente peruano Pedro Castillo se declaró en huelga de hambre en la prisión donde está recluido en protesta por el juicio donde se le acusa de rebelión tras su fallido intento de disolver el Congreso en 2022, anunció este lunes su abogado.
“La decisión de una huelga de hambre es porque está haciendo una protesta pacífica para que el mundo tenga conocimiento que se encuentra preso de manera injusta, arbitraria”, dijo el letrado Walter Ayala a la radio RPP.
La declaración siguió a la difusión en la cuenta atribuida a Castillo en la red social X de una nota manuscrita, donde informa sobre su medida de fuerza.
“Contra el politizado juicio oral y su anunciada condena en mi contra por delitos de rebelión y otros que no he cometido, me declaro en HUELGA DE HAMBRE”, señaló el expresidente en su mensaje en X.
Castillo, de 55 años, se mantendrá en huelga hasta que modifiquen el tribunal de la Corte Suprema que lo juzga y que sea liberado, advirtió su defensor.
“Él no está de acuerdo con su detención y pide un tribunal imparcial”, dijo Ayala.
El juicio se inició el 4 de marzo en una sala anexa a la minicárcel para exmandatarios donde está recluido, al este de Lima. La fiscalía pide 34 años de prisión.
En la primera audiencia el acusado calificó de “una pantomima” el proceso porque una de los tres jueces adelantó opinión en su contra.
Castillo es un exsindicalista emergido de la izquierda radical, que cumple prisión preventiva desde diciembre de 2022, cuando fue detenido tras su frustrado golpe de estado.
El 7 de diciembre de 2022, Castillo leyó a mediodía un mensaje al país donde anunció su decisión de disolver el Congreso y convocar una Asamblea Constituyente. Ese día iba a ser sometido a una moción de vacancia (destitución) bajo cargos de presunta corrupción.
Sin el respaldo del mando militar, finalmente fue cesado con votos de bancadas de izquierda y derecha, y detenido por la policía cuando se dirigía con su familia a la embajada de México en Lima. Su esposa y sus dos hijos viven desde entonces asilados en ese país.
“Nunca me levanté en armas”, ha invocado siempre Castillo, indicando que su pedido no se consumó porque los militares no acataron sus órdenes.