China ha sacado músculo militar en zonas claves del Pacífico con recientes incursiones marítimas y maniobras con fuego real, en un aviso a navegantes mientras los aliados de EE.UU. esperan a saber si el presidente estadounidense, Donald Trump, mantendrá sus compromisos de seguridad con la región.
Mientras las autoridades chinas presentan al país como una “fuerza justa y recta para la paz y la estabilidad mundiales” frente a EE.UU., como afirmó este viernes su canciller, Wang Yi, en una rueda de prensa, en paralelo el Ejército chino da muestras de su poderío naval y de sus ambiciones regionales.
En las pasadas semanas, China, que anunció este miércoles un aumento del 7,2 % de su presupuesto de Defensa y que cuenta con la mayor flota naval del mundo -234 embarcaciones, en contraste con las 219 de EE.UU., aunque está por detrás en número de portaaviones- ha realizado ejercicios militares cerca de las costas de Australia, Vietnam y Taiwán, además de incursiones en aguas japonesas.
Las autoridades de Australia tuvieron que desviar hace un par de semanas a decenas de vuelos y barcos para evitar los ejercicios con fuego real sin apenas preaviso de tres buques de guerra chinos en el mar de Tasmania, entre Australia y Nueva Zelanda, un movimiento inusual de Pekín que elevó las tensiones con Camberra.
“China ha querido demostrar su poderío militar y la capacidad de su Ejército de operar a larga distancia. Su flota viajó más de 8.000 kilómetros a través de Filipinas, Papúa Nueva Guinea y Australia”, dice a EFE Anne-Marie Brady, especialista en política china de la Universidad de Canterbury, en Nueva Zelanda.
Poco después de estas maniobras, el Ejército chino realizó el 24 de febrero ejercicios similares, también con fuego real, en el golfo de Tonkin, tras anunciar Vietnam una nueva línea para demarcar sus aguas territoriales frente a China, con quien se disputa territorios en el mar de China Meridional.
Su némesis del otro lado del Estrecho de Formosa, Taiwán, ordenó dos días después el despliegue de sus fuerzas armadas ante unas maniobras chinas frente a la costa sur de la isla, en las cuales Pekín también habría llevado a cabo “entrenamientos de disparo” en alta mar.
Aunque Taiwán se gobierna de forma autónoma desde 1949, Pekín considera que es “parte inalienable” de su territorio y en los últimos años ha redoblado su campaña de presión contra la isla.
Enemigo histórico de China, Japón viene denunciando asimismo una intensificación de las maniobras navales y aéreas chinas durante los últimos meses, en particular en torno a las disputadas islas Senkaku/Diaoyu, con dos incursiones de barcos guardacostas chinos en aguas territoriales niponas en esa zona en lo que va de año.
Mirada en Europa
Japón, Corea del Sur, Taiwán, Filipinas o Australia, entre otros, tantean el compromiso de Trump con los pactos y la asistencia militar de EE.UU. en la zona, con focos calientes como Corea del Norte o las disputas territoriales en los mares de China, a la vista de las amenazas del estadounidense a sus socios de la OTAN, a quienes ayer advirtió que no defenderá si no invierten en su propia defensa.
Taiwán, que cuenta en principio con el apoyo tradicional de EE.UU. en caso de ataque chino, busca las relaciones más estrechas posibles con la Administración de Trump, si bien este evitó tras las últimas maniobras chinas comprometerse a prevenir una invasión de Pekín, y afirmó tener una “gran relación” con su par, Xi Jinping.
El portavoz del Ejecutivo nipón, Yoshimasa Hayashi, señaló este viernes que Japón tiene “máxima confianza” en que EE.UU. cumpla con sus obligaciones bajo su acuerdo de defensa, que compromete a EE.UU. a defender a Japón en caso de ataque, después de que Trump criticara que el pacto no obliga a Tokio a proteger al país norteamericano.
Por su parte, el ministro de Defensa australiano, Richard Marles, dijo esta semana que está “abierto” a conversaciones con Washington sobre su gasto en Defensa, que ronda el 2 % del producto interior bruto (PIB), tras las críticas de un alto cargo de Trump.
Aunque la Administración estadounidense ha defendido que su prioridad es contrarrestar a China en Asia-Pacífico, el enfoque transaccional de Trump y la actual estrategia hacia Ucrania y Gaza abren la puerta para algunos a que el dirigente pudiera llegar a acuerdos con Pekín que socaven los intereses de sus aliados en la región, incluido Taiwán.
“Quienes abogan por la independencia de Taiwán están jugando con fuego y acabarán quemándose. China será finalmente unificada”, dijo hoy el canciller chino.