Un avión con 177 ciudadanos venezolanos deportados desde la Base Naval de Guantánamo, en Cuba, aterrizó este jueves en Venezuela, tras haber sido trasladados inicialmente a Honduras. La repatriación se produce en medio de cuestionamientos sobre la legalidad del envío de migrantes a esta instalación militar, históricamente utilizada por Estados Unidos para la detención de prisioneros en su lucha contra el terrorismo.
Según el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), las autoridades estadounidenses justificaron la detención de estos migrantes alegando posibles vínculos con la organización criminal Tren de Aragua. Sin embargo, nuevas presentaciones judiciales indican que no todos los trasladados representan una “alta amenaza”, detallando que 127 fueron considerados de alto riesgo y recluidos en la prisión de máxima seguridad de la base, mientras que 51 fueron catalogados con amenaza baja o media y ubicados en un centro de operaciones para migrantes.
El Gobierno venezolano, a través de un comunicado, calificó como “injusta” la reclusión de estos ciudadanos en Guantánamo y aseguró haber gestionado su retorno. El presidente Nicolás Maduro expresó que los migrantes que arribaron “no son delincuentes ni malas personas, sino víctimas de las sanciones impuestas contra Venezuela”. Además, enfatizó que serán recibidos “con un abrazo de amor” y como “una fuerza productiva” para el país.
