El repunte del conflicto armado en el noreste de la República Democrática del Congo (RDC) ha causado la muerte de unas 3.000 personas y 2.880 heridos en menos de dos semanas, dijo este viernes el alto comisionado de Naciones Unidas para los derechos humanos, Volker Türk.
“Las cifras reales probablemente son mucho más elevadas”, advirtió en la apertura de una sesión extraordinaria del Consejo de Derechos Humanos convocada para abordar la espiral de violencia en la RDC, marcada por un dramático aumento de la violencia sexual.
“Estoy horrorizado por la propagación de la violencia sexual, que es un terrible elemento de este conflicto desde hace mucho tiempo y que puede agravarse en las circunstancias actuales”, declaró.
Denunció que durante la fuga masiva de la prisión de Muzenze, en la localidad de Goma -epicentro de los combates entre el Ejército congoleño y los rebeldes del M23, apoyados por Ruanda-, 165 prisioneras fueron violadas y la mayor parte de ellas asesinadas luego en un incendio cuyas circunstancias no se han aclarado.
Türk señaló también que personal en el terreno está verificando numerosas denuncias de violaciones colectivas y de esclavitud sexual “en las zonas de los combates”.
Los efectivos del M23 “y las fuerzas ruandesas” también han emprendido la persecución de cientos de defensores de los derechos humanos y periodistas que puedan informar de sus actos, que han denunciado su situación, agregó.
Por el momento, la ONU ha podido facilitar la protección “de las autoridades judiciales en peligro”, precisó.
Frente a este panorama, la proliferación de armas y el alto riesgo de reclutamiento forzado de niños también son elementos alarmantes.
Esta sucesión de actos violentos ha llevado al desplazamiento forzado de medio millón de personas desde inicios de enero, que se han sumado a 6,4 millones de civiles que ya se encontraban desplazados.
En medio de esto se estaría forzando a miles de personas a volver a sus lugares de origen en Kivu del Norte y Kivu del Sur, “sin garantías de seguridad, ni acceso a los servicios más básicos”, denunció Türk.
El responsable de derechos humanos de la ONU formuló una reflexión con respecto a que las poblaciones de esas dos regiones llevan más de veinte años sufriendo por el conflicto armado -con periodos de graves repuntes como el que se está experimentando ahora-, mientras que el mundo se beneficia de las materias primas extraídas en esas mismas zonas, lo que se considera una de las razones de fondo de los combates por su control.
“Muchos de los productos que consumimos o utilizamos, como los teléfonos móviles, son hechos con minerales del este (del país), así que todos estamos implicados”, recalcó en el Consejo de Derechos Humanos, que hoy votará una resolución presentada por la RDC para la creación de una comisión internacional que investigue los crímenes cometidos y sus causas.