Esta mañana del jueves, un avión comercial de American Airlines con 60 pasajeros y cuatro miembros de la tripulación se ha hundido en las oscuras y gélidas aguas del Potomac, en Washington D. C., tras chocar con un helicóptero militar. Este trágico accidente rememora un incidente similar ocurrido en la misma zona hace más de cuatro décadas, marcando una vez más el Potomac como escenario de desastres aéreos de gran envergadura.
La anterior tragedia sucedió también en enero, pero en 1982. En aquella ocasión, el vuelo 90 de Air Florida despegó del Aeropuerto Nacional Ronald Reagan, en Washington D. C. en plena tormenta de nieve. En un principio, el Boeing 737 -que tenía 12 años de servicio- se dirigía al Aeropuerto Internacional Fort Lauderdale Hollywood, Florida, y tenía previsto hacer escala en Tampa, Florida. No obstante, nada más coger altura, se estrelló contra el Puente de la Calle 14 y se precipitó sobre el río Potomac.
En el avión viajaban 74 pasajeros y 5 tripulantes. En total, 74 de las personas que iban en el aparato perdieron la vida, además de cuatro transeúntes que circulaban por el puente. Cinco personas sobrevivieron al incidente, que se produjo a escasa distancia de la Casa Blanca. Como en esta ocasión, las actuaciones de rescate en el río fueron complicadas debido al hielo y a las bajas temperaturas.
Según recoge el Washington Post, el día del accidente, el aeropuerto había cerrado temporalmente por una intensa nevada, lo que retrasó las operaciones de despegue y complicó la limpieza de las pistas. Las investigaciones posteriores revelaron un error del piloto como causa principal del desastre, ya que no se tomaron las medidas adecuadas para descongelar el avión antes de su despegue. Este error subrayó la falta de preparación para operar en condiciones climáticas adversas.
Esa tragedia trajo consigo cambios significativos en la industria de la aviación. La Administración Federal de Aviación (FAA) implementó nuevas normas y procedimientos para garantizar la seguridad en vuelos en condiciones climáticas extremas. Se incluyeron así, la actualización de las tecnologías de descongelación y la formación más rigurosa para pilotos para volar en climas fríos.