Brenda Díaz, trans cubana excarcelada, denuncia “maltrato físico y verbal” en prisión

Brenda Díaz, trans cubana excarcelada, denuncia “maltrato físico y verbal” en prisión

Güira de Melena (Cuba), 26 ene (EFE).- Cuando supo que sería excarcelada, Brenda Díaz, una mujer trans cubana condenada a más de 14 años de prisión tras participar en las manifestaciones antigubernamentales de julio de 2021, no pudo coger el teléfono para llamar a su madre.

Díaz, una de las beneficiadas por el proceso de excarcelaciones recientemente anunciado por el Gobierno cubano, estaba en “shock” cuando la dirección de la cárcel le dio la noticia. Habían pasado casi cuatro de sus 30 años en un módulo para hombres y sufrido todo tipo de “maltrato físico y verbal”, según denuncia en entrevista con EFE.

“Fue algo increíble. Me parecía mentira que, después de tres años y siete meses presa, sin poder ver la luz de la calle, sin poder ser libre -como yo siempre he sido-, iba a reencontrarme con todo. Ella [su madre] estaba llorando y yo también. Esa noche no dormí. Hice mil inventos para dormir y no pude”, cuenta mientras agarra la mano de su madre, Ana Mary García.

Era la tarde del viernes 17 de enero, tres días después de que La Habana anunciara la excarcelación gradual de 553 personas luego de que EE.UU. retirara a la isla de la lista de países patrocinadores del terrorismo (según Washington, en un acuerdo a tres bandas mediado por el Vaticano).

La distensión duró apenas seis días, hasta que Donald Trump llegó a la Casa Blanca y regreso a Cuba al registro terrorista. Desde entonces no se han confirmado más excarcelaciones. Sin embargo, a las seis de la madrugada del 18 de enero, antes de todo eso, Díaz se reencontró con su madre fuera de la cárcel.

«Hoy soy otra persona. No soy la Brenda que yo fui, lo siento al interior de mí», asegura con semblante serio y una mirada enfocada, de vez en cuando, hacia el suelo.

«Eso me devastó»

Díaz repasa con tono mustio la lista de vejaciones vivida: «Yo estaba con 80 hombres. Nunca fui tratada (por los guardias) como persona trans, me trataban como ‘el interno, el preso’. Yo decía que era una mujer trans y me decían que no: ‘Tú eres un hombre’».

«Me pelaron. No me dejaron un pelo en la cabeza. Ni uno solito. Y eso me chocó muchísimo. Después de tanto tiempo de estar con mi imagen femenina, verme así… eso me devastó», relata a EFE.

Tampoco se le permitió usar ropa interior femenina, asegura.

García, quien llevó una campaña mediática por la libertad de su hija, así como del resto de presos por las manifestaciones de 2021, suelta un par de lágrimas cuando rememora el momento en el que recibió la llamada de Díaz. El barrio entero, cuenta, se asustó al escuchar sus gritos de emoción.

“Vinieron los vecinos pensando que me había pasado algo. Fue lo más emotivo de mi vida porque yo no veía el día en el que ella fuera libre”, explica.

Desde entonces las reuniones con amigos, familiares y conocidos no han parado. García mató un cerdo que tenían en casa para preparar una comida con toda la gente que se acercó a festejar la excarcelación de su hija.

Ella, además, aprovechó para darse todos esos gustos y pequeños detalles que no pudo dentro de la cárcel. Como hacerse las uñas, largas y bien pintadas, como siempre las tuvo hasta antes de su encierro.

Por otro lado, también es consciente de que su caso la ha convertido en un símbolo para un colectivo que considera que sigue siendo discriminado en su país, pese a la aprobación en referendo en 2022 del Código de las Familias, un paquete de medidas que legalizó, entre otras cosas, el matrimonio y adopción para parejas del mismo sexo.

«Eso (que su caso haya tenido repercusión mediática dentro y fuera de la isla) me ha dado más fuerzas. Yo pienso que, en esos lugares, cada persona debe ser tratada como es y como quiere. Ese término [ser trans] no se respeta. Si yo soy una persona trans, trátame como tal», afirma.