Un trágico episodio de violencia doméstica sacudió Indianápolis el pasado 19 de enero, cuando Jeremy McBride, de 36 años, disparó contra su exesposa, Kayla Netherland, quien estaba embarazada de 20 semanas. El ataque, motivado por sospechas de infidelidad, resultó en la pérdida del bebé y graves heridas para Netherland, quien llevaba años intentando concebir.
El incidente ocurrió en una residencia ubicada en la cuadra 700 de Pleasant Run Parkway Drive North. Según una vecina, McBride permaneció junto a la víctima tras el ataque antes de huir. Horas más tarde, llamó al 911 para confesar el crimen y fue arrestado a los 30 minutos.
Planeó el ataque días antes
De acuerdo con documentos judiciales, McBride había premeditado el ataque, practicando con el arma en un campo de tiro. También expresó en notas su frustración por el supuesto deterioro de su relación y la presunta infidelidad de su exesposa, factores que, según el fiscal Ryan Mears, motivaron sus acciones.
El hombre enfrenta cargos de intento de asesinato y feticidio, y deberá comparecer ante el tribunal este 24 de enero para su audiencia inicial.
Tras varias cirugías, la familia de Kayla Netherland informó que ella ha sobrevivido al ataque y no quedó paralizada, aunque sufrió la pérdida de un ovario, una trompa de Falopio y del bebé que esperaba, considerado un “milagro” tras múltiples embarazos fallidos.
El caso ha generado indignación y renovados llamados para abordar la violencia doméstica y proteger a las víctimas en situaciones de riesgo. Autoridades locales instan a las comunidades a reportar señales de abuso y a brindar apoyo a quienes enfrentan situaciones similares.
