El 20 de enero de 2025, la toma de posesión presidencial número 60 se llevará a cabo en el ala oeste del Capitolio de Estados Unidos en Washington, D.C. El evento, organizado por el Comité Conjunto del Congreso sobre Ceremonias Inaugurales (JCCIC), contará con un acceso controlado, donde los boletos gratuitos se repartirán de manera limitada a través de los miembros del Congreso.
El congresista Andy Ogles anunció que su oficina distribuirá un número restringido de boletos a los ciudadanos interesados, aunque advirtió que llenar el formulario de solicitud no garantiza una entrada. Además, los boletos solo permitirán acceso a la ceremonia de juramentación del presidente y vicepresidente, dejando fuera a los famosos bailes inaugurales y otros eventos exclusivos, que quedan bajo control del Comité Inaugural Presidencial.
Mientras tanto, el desfile inaugural también estará sujeto a un filtro selectivo: quienes deseen participar deberán postularse a través de un sistema de solicitud. Para el público general, ver el desfile será posible desde la calle, sin necesidad de boletos, aunque sin los privilegios de quienes consigan un pase especial.
Con una cantidad limitada de accesos, la pregunta sigue en el aire: ¿quién tendrá un lugar privilegiado en la histórica ceremonia y quién tendrá que conformarse con verla desde la distancia?