El expresidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, fallecido el 29 de diciembre a los 100 años, dejó un legado que trasciende la política. A lo largo de su vida, Carter dedicó su tiempo, junto con su esposa Rosalynn, a causas humanitarias y filantrópicas. En 1982, la pareja fundó el Centro Carter, una organización sin fines de lucro que trabaja incansablemente para promover la paz, la salud y la democracia a nivel global.
Ubicado en Atlanta, Georgia, el Centro Carter fue creado en colaboración con la Universidad Emory y comparte su campus con la Biblioteca Presidencial Jimmy Carter. Con más de 200 miembros, entre ellos expertos en programas de paz y democracia, la organización se ha consolidado como una de las principales voces internacionales en la resolución de conflictos y la defensa de los derechos humanos.
La misión del Centro Carter es prevenir y resolver conflictos internacionales, fortalecer las condiciones democráticas de los países y mejorar la salud pública. A través de su Programa para la Democracia, el Centro trabaja en la promoción de elecciones libres y justas, así como en la construcción de gobernabilidad democrática que respete los derechos humanos.
El Centro es una organización apartidista que colabora con gobiernos, organizaciones internacionales, organizaciones no gubernamentales y comunidades locales para alcanzar sus objetivos. Desde su fundación, ha ayudado a mejorar la vida de millones de personas en más de 80 países mediante la mediación de conflictos y la promoción de la paz.
Uno de los ejes prioritarios del Centro Carter es la observación electoral, un área en la que la organización ha trabajado incansablemente desde 1989. A lo largo de los años, el Centro ha monitoreado más de 100 elecciones en 38 países, ganándose un reconocimiento internacional por su imparcialidad y credibilidad.
Hasta la fecha, el Centro ha desplegado 125 misiones de observación, tanto completas como parciales, en más de 40 países y tres naciones indígenas americanas. Un ejemplo reciente de su trabajo fue su participación como observador en las elecciones presidenciales de Venezuela en julio de 2024, en las que la organización concluyó que el proceso electoral “no se adecuó a los parámetros y estándares internacionales de integridad electoral”, por lo que no se pueden considerar como democráticas.
A lo largo de los años, el Centro Carter ha jugado un papel crucial en la promoción de la democracia y la resolución de conflictos en todo el mundo, manteniendo el legado de su fundador, Jimmy Carter, quien dedicó su vida a hacer avanzar la paz, la justicia y el bienestar humano.