El papa Francisco se encuentra este miércoles en Singapur para una visita de 48 horas, la cuarta y última etapa de su maratónica gira por el sureste de Asia y Oceanía, que concluirá el viernes.
Treinta y ocho años después de Juan Pablo II, Francisco llegó poco antes de las tres de la tarde (07H00 GMT) a la ciudad Estado de seis millones de habitantes, donde el jueves hablará ante las autoridades y oficiará una misa en un estadio.
En su gira, el papa argentino visitó previamente Indonesia, Papúa Nueva Guinea y Timor Oriental.
Bajo un cielo nublado, fue recibido por decenas de personas en un parque de Singapur, bajo gritos de “¡Viva Papa Francesco!”, relató un periodista de la AFP presente.
Este miércoles, décimo día de un periplo de ritmo frenético, el papa tiene previsto únicamente un encuentro privado con jesuitas por la tarde.
Singapur es uno de los países más desarrollados de Asia, pero también es blanco de críticas en cuestión de derechos humanos y por la severidad de su sistema judicial, que sigue aplicando la pena de muerte.
La ciudad Estado, muy cosmopolita, alberga una mayoría de población de origen chino, e importantes minorías indias y malayas. Los cristianos representan alrededor del 19% de la población, de mayoría budista.
Erik Hon, un empleado del sector financiero de 45 años y de confesión budista, dijo estar “encantado” con la visita del papa, y espera que difunda “un mensaje de amor, paz y unidad”.
“Un viaje muy largo y duro”
El jueves por la mañana, Jorge Bergoglio será recibido en el Parlamento y se reunirá con el presidente Tharman Shanmugaratnam y el primer ministro Lawrence Wong.
Posteriormente pronunciará un discurso ante las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático.
“Probablemente el papa hará hincapié en algunos problemas mundiales, que no son específicos de un solo país”, estimó Michel Chambon, teólogo y antropólogo, investigador en la Universidad Nacional de Singapur.
Pese a sus problemas de salud y el fatigoso ritmo de este viaje de 12 días, el más largo y lejano de su pontificado, el jefe de la Iglesia católica, de 87 años, se mostró en buena forma y sonriente.
“Es un viaje muy largo y duro, teniendo en cuenta su edad y su estado de salud”, opinó Marcus Voon, un profesional de la salud de Singapur, que prevé asistir a la misa del jueves.
El miércoles de mañana, antes de volar a Singapur, el papa concluyó su visita de tres días a Timor Oriental con un encuentro con jóvenes en la capital Dili, donde de nuevo fue aclamado por decenas de miles de personas congregadas en las calles.
Su visita, muy esperada en Timor Oriental, un país donde el 98% de la población se declara católica, tuvo como plato fuerte una gigantesca misa al aire libre, de más de dos horas, que reunió a unos 600.000 fieles.
El récord de su papado fue en la capital de Filipinas, Manila, en 2015, donde se estima que el jesuita argentino reunió a seis millones de personas.
La gira concluirá el viernes tras un periplo de 33.000 kilómetros por los cuatro países, Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur.