El gobernador de Minesota, Tim Walz, aúna varias cualidades difíciles de encontrar en un solo político: es exmilitar, un hombre sencillo del crucial Medio Oeste, maestro, un padre que se ha hecho viral por su cosas de padre y un político preferido por las facciones más progresistas del Partido Demócrata.
A sus 60 años, Walz será el compañero de fórmula de la candidata demócrata a la Presidencia de Estados Unidos, Kamala Harris, y pasará de un perfil discreto como gobernador reelecto de un estado alejado de la política de alta tensión al centro de una de las campañas más cargadas de las últimas décadas.
Walz nació en una comunidad rural de Nebraska y se alistó en la Guardia Nacional como soldado raso para poderse pagar los estudios superiores, una vía hacia la mejora educativa utilizada por la clase media en Estados Unidos.
Durante su años como educador, Walz enseñó en China y con su esposa organizó viajes de estudios para adolescentes al país asiático, una experiencia de intercambio cultural que podría servirle si acaba llegando a la Casa Blanca.
Walz parecería destinado a ganar y en 2018 fue elegido gobernador del estado de Minesota, un estado que ha votado demócrata en las últimas elecciones generales, pero cuya población rural es mayoritariamente republicana y conservadora. En 2022, fue reelegido para otro mandato de cuatro años.
Cuando Bernie Sanders dio su apoyo público a Walz dos días antes de que se conociera quién sería en compañero de fórmula de Harris, el senador, aspirante presidencial en 2016 y abanderado de la izquierda estadounidense estaba telegrafiando al aparato demócrata lo que en privado llevaba semanas siendo una ardua batalla para convencer a la candidata.
El gobernador de Minesota era su mejor baza, según Sanders, porque era el único que “puede levantar la voz y enfrentarse a los intereses de las grandes corporaciones”.