El papa Francisco anunció el lunes haber aceptado la dimisión del cardenal responsable de la lucha contra la pederastia en la Iglesia católica, el estadounidense Sean O’Malley, quien ha alcanzado el límite de edad de 80 años.
“El Santo Padre ha aceptado la dimisión del gobierno pastoral de la Arquidiócesis Metropolitana de Boston (noreste de los Estados Unidos), presentada por su eminencia el cardenal Sean Patrick O’Malley”, indicó el Vaticano en un comunicado.
Francisco nombró en el puesto de arzobispo a Richard G. Henning, de 59 años, que hasta ahora era obispo de Providence, en el noreste de los Estados Unidos.
El límite de edad para los obispos y miembros de la Curia romana está oficialmente fijado en 75 años, pero el papa flexibilizó esta regla en 2018. Sin embargo, los cardenales que alcanzan los 80 años dejan de ser electores en el cónclave.
Sean O’Malley se destacó en la gestión por la Iglesia católica de múltiples escándalos de abusos sexuales cometidos por religiosos contra menores, pero también por su constante defensa de los migrantes, en línea con el papa Francisco.
En 2003, reemplazó en Boston al cardenal Bernard Law, que había dimitido debido al enorme escándalo provocado por la desastrosa gestión de los abusos sexuales contra menores en esa ciudad estadounidense y su región. Este caso, conocido como “Spotlight”, dio lugar a la película del mismo nombre de 2015.
O’Malley negoció un acuerdo de indemnización de 90 millones de dólares para más de 500 víctimas. Para ello, vendió la sede del arzobispado y suprimió 65 de las 357 parroquias de su diócesis.
Nombrado cardenal por el papa Benedicto XVI durante el consistorio del 24 de marzo de 2006, fue designado en 2014 en la nueva comisión pontificia para la protección de menores, el órgano del Vaticano creado para combatir la pederastia.
Esta comisión fue sin embargo muy criticada. Su miembro más influyente, Hans Zollner, que dimitió en marzo de 2023, la acusó de sufrir problemas estructurales y de transparencia.
El cardenal O’Malley se defendió afirmando que, en el momento de su creación, había “expectativas poco realistas sobre lo que este grupo de voluntarios sería capaz de lograr”.