La Organización de Estados Americanos (OEA) y su secretario general, Luis Almagro, han sido objeto de críticas por su postura respecto al proceso electoral en Venezuela. Varios sectores denuncian que la OEA carece de autoridad moral para emitir juicios sobre la situación política del país sudamericano, recordando su papel en la fallida invasión patrocinada en 2019 desde la frontera con Colombia.
Ernesto Samper Pizano, expresidente de Colombia, fue uno de los que puso de manifiesto esta crítica a través de sus redes sociales. En su publicación, Samper subrayó que la OEA, bajo la dirección de Almagro, apoyó la incursión militar impulsada por el expresidente colombiano Iván Duque, que buscaba desestabilizar al régimen venezolano. Esta acción fue ampliamente condenada tanto a nivel nacional como internacional, y es vista por muchos como un intento de intervencionismo en los asuntos internos de Venezuela.
Además, los críticos señalan el papel de la OEA en el golpe de Estado contra Evo Morales en Bolivia en diciembre de 2019, lo que generó un fuerte cuestionamiento sobre su compromiso con la democracia en la región. Las acusaciones de manipulación y falta de imparcialidad han llevado a un creciente rechazo hacia la OEA como un ente que debería velar por la democracia en América Latina.
En este contexto, el debate sobre la legitimidad de las opiniones de la OEA y su secretario en relación con las elecciones venezolanas se intensifica, a medida que la comunidad internacional observa de cerca la evolución del proceso electoral en el país. Los opositores al régimen de Maduro se han manifestado en contra de cualquier injerencia externa, enfatizando que el futuro político de Venezuela debe ser decidido por su propio pueblo.