Miles de voluntarios acudieron este lunes a retirar ladrillos y escombros dejados por un devastador bombardeo ruso contra un hospital infantil de la capital de Ucrania, donde más de 30 personas murieron en una oleada de ataques en varias ciudades.
Poco después de que los supervivientes del bombardeo salieran del búnker subterráneo del hospital infantil de Okhmatdyt de Kiev, una multitud formó una cadena humana para retirar los escombros, pieza por pieza.
Vecinos, rescatistas, personal militar y médicos corrieron al lugar tras enterarse de que había personas atrapadas bajo los escombros.
El bombardeo estuvo causado, según las autoridades ucranianas, por un misil de crucero ruso, y destrozó varias partes del hospital.
Cuando los misiles empezaron a caer en Kiev, Pavlo Holoviy se precipitó hacia el hospital infantil, en el que su hijo se recuperaba de una operación reciente.
Cuando llegó todavía emanaba humo de entre los escombros.
El hombre, de 37 años, afirmó que le fue “imposible contener” la emoción tras encontrar a su esposa y su hijo sanso y salvos.
“Honestamente, lo principal era ver a mi mujer y mi hijo, no me fijé en el resto”, dijo Holoviy.
Pacientes, personal y familiares corrieron hacia el refugio subterráneo en cuanto sonaron las alarmas este lunes temprano, según Natalia Svidler, de 40 años.
“Escuchamos un estruendo y entonces el techo del sótano se hundió un poco”, contó Svidler, cuyo hijo, Illia, debía ser operado esta semana.
“Todo el mundo se asustó mucho, por supuesto. Todos empezaron a gritar y a correr”, relató.
A primera hora de la mañana, la alerta por bombardeos sonó y los médicos decidieron trasladar a los pacientes y al personal al sótano del hospital.
“Por alguna razón, siempre pensamos que Okhmatdyt estaba protegido”, dijo Nina, una empleada del establecimiento, de 68 años.
“Estábamos seguros al 100% de que [los rusos] no atacarían aquí”, dijo a AFP, contando cómo el personal sanitario se puso a trasladar lo más rápido posible a niños conectados a un gotero intravenoso, al refugio subterráneo.
“¡Que me mataran a mí! ¡Yo ya he vivido! Pero porqué estos niños”, se preguntó.
Hospital “destrozado”
En los vestíbulos y en los alrededores del hospital, donde los rescatistas fueron desplegados en busca de supervivientes, había charcos de sangre y cristales rotos.
“Las instalaciones están destrozadas. En esta situación, probablemente sea imposible trabajar”, dijo Oleksander, un médico del hospital.
Un socorrista lanzó una pequeña mochila rosa por una ventana, y otros apartaban ladrillos del suelo para despejarle el camino a los médicos.
El cuerpo de un adulto yacía, cubierto por una sábana blanca, en una parcela de césped cerca del hospital.
Más tarde resonó otra explosión en la capital, obligando a los trabajadores de emergencias y a los voluntarios a ponerse a cubierto.
Según las autoridades locales, otro establecimiento médico de Kiev fue alcanzado por otro ataque, que dejó al menos cuatro muertos.
Las fuerzas rusas atacaron varias ciudades de Ucrania este lunes, matando a más de 30 personas e hiriendo a decenas, según las autoridades.
El Ministerio de Defensa ruso, por su parte, señaló que los daños registrados en Kiev fueron causados por los misiles de la defensa aérea ucraniana.
Los bombardeos de este lunes se produjeron en un momento en que, en la línea del frente, el ejército ruso lleva meses ganando terreno e intenta aprovechar las dificultades del ejército ucraniano para reponer sus filas y obtener más armas y municiones de Occidente.
También coincidieron con una visita del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, a Varsovia, antes de participar en una cumbre de la OTAN en Washington, donde se espera que pida más apoyo militar por parte de sus aliados.