Los investigadores rusos aseguraron este jueves que los autores del atentado en una sala de conciertos de Moscú, que dejaron más de 140 muertos, tenían “vínculos con los nacionalistas ucranianos” y recibieron “importantes” sumas de dinero desde Ucrania.
El ataque, que se produjo el viernes por la noche en el Crocus City Hall, fue reivindicado por la organización yihadista Estado Islámico (EI), pero las autoridades rusas insisten desde hace varios días en la pista ucraniana. Kiev desmiente cualquier implicación en la matanza.
“El trabajo llevado a cabo con los terroristas detenidos, el examen de los dispositivos técnicos que llevaban y el análisis de las transacciones financieras permitieron obtener pruebas de sus vínculos con los nacionalistas ucranianos”, declaró en Telegram el Comité de investigación ruso.
De acuerdo a este órgano encargado de las principales investigaciones criminales, los cuatro atacantes recibieron “importantes sumas de dinero y criptomonedas provenientes de Ucrania, que usaron para preparar el crimen”.
Los investigadores informaron también sobre el arresto de un nuevo sospechoso, al que acusan de haber participado para financiar el ataque.
Con esta persona, son doce los detenidos por este ataque, incluyendo los cuatro presuntos atacantes. Ocho de ellos fueron inculpados y puestos en detención preventiva.
El atentado se cometió el viernes pasado, antes de un espectáculo del grupo de rock ruso Piknik, en una sala de conciertos del Crocus City Hall, en Krasnogorsk, un suburbio del noroeste de Moscú.
Los atacantes abrieron fuego en la sala con armas automáticas e incendiaron el edificio.
Este atentado, el más mortífero en los últimos 20 años en Rusia, dejó al menos 143 muertos y 360 heridos, incluyendo niños.
Según el presidente Vladimir Putin, los cuatro atacantes fueron detenidos en la región rusa de Briansk cuando intentaban huir a Ucrania.
El jefe de los servicios de seguridad rusos (FSB), Alexander Bortnikov, aseguró que los servicios secretos ucranianos y occidentales habían “facilitado” el atentado.
Ucrania niega enérgicamente cualquier implicación en la masacre, y acusa a Moscú de querer “echar la culpa” a Kiev.
Estados Unidos afirmó que advirtió a Rusia en marzo de que era probable que un atentado terrorista tuviera como objetivo grandes concentraciones en Moscú.