“Sigo con preocupación y dolor la grave crisis que afecta a Haití y los violentos episodios de los últimos días”, declaró el pontífice argentino, de 87 años, tras la oración del Ángelus.
“Estoy cerca de la Iglesia y del querido pueblo haitiano que tanto sufre desde hace años”, añadió.
A continuación, Francisco pidió a todas las partes que trabajaran por la paz y la reconciliación, “con el renovado apoyo de la comunidad internacional”.
Las bandas criminales, que controlan la mayor parte de la capital, Puerto Príncipe, y las carreteras que conducen al resto del territorio, atacan desde hace varios días comisarías, prisiones y tribunales.
Las pandillas y una parte de la población exigen la renuncia del primer ministro, Ariel Henry, que está fuera del país.
Según los últimos informes, Henry está en Puerto Rico luego de su llegada tras un viaje al extranjero.
El gobierno de Haití decretó el estado de emergencia en el departamento del Oeste que incluye a Puerto Príncipe, así como un toque de queda nocturno de difícil aplicación por las fuerzas del orden que ya se ven desbordadas.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), 362.000 personas -de las cuales más de la mitad son niños- están actualmente desplazados en Haití, cifra que ha subido un 15% desde el inicio del año.