Los salvadoreños votan este domingo en unos comicios que se esperan darán la reelección y un mayor poder al presidente Nayib Bukele, aplaudido por poner tras las rejas a las despiadadas pandillas con una “guerra” implacable que suspendió las libertades civiles.
Bukele, expublicista de 42 años, tiene casi garantizado un segundo mandato de cinco años, con una abrumadora popularidad del 90% y sin adversarios de peso. Podría incluso aniquilar a la oposición en el nuevo Congreso de 60 escaños, que ya controla cómodamente.
Unos 6,2 millones de salvadoreños (740.000 en el exterior), están llamados a votar hasta las 17H00 locales (23H00 GMT) en estas elecciones vigiladas por millas de militares y policías, y por primera vez bajo estado de excepción desde que acabó la guerra. civil en 1992.
A mitad de la tarde, se formaban filas en algunos centros de votación del país, y en ciudades como Madrid y Nueva York eran nutridas.
Aliviados con la tranquilidad que llegó a sus barrios antes tomados por las violentas pandillas Mara Salvatrucha y Barrio 18, los salvadoreños aplauden la política de “mano de hierro” de Bukele, aún a costa de algunas libertades.
“La seguridad ha mejorado, antes no cualquiera podía estar aquí. Espero que esto siga así y que mejore la situación de la economía”, declaró a la AFP Santos de Martínez, ama de casa de 66 años, tras votar en La Campanera (noreste de San Salvador), otrora bastión de la Barrio 18.
Tras un sangriento fin de semana con 87 muertos, Bukele impuso en marzo de 2022 un estado de excepción que suma casi 76.000 detenidos y redujo a mínimos históricos los asesinatos (oficialmente 2,4 por cada 100.000 habitantes en 2023) en el que antes fue el país con mayor índice de violencia criminal del mundo.
Pero organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch denuncian arrestos arbitrarios, torturas y muertes en prisión. Unas 7.000 personas inocentes fueron liberadas, pero muchos siguen encarcelados sin poder comunicarse con sus familiares.
“Si no es dictadura eso…”
Su poder es inmenso. Bukele, de ascendencia palestina y quien se burla de sus críticos que le llaman “dictador”, controla, además del parlamento, la justicia y el resto del aparato estatal.
“Tiene que haber equidad, tiene que haber debate (…) porque no puede ser que tengamos… ¡puta! Si no es dictadura eso…”, aseguró tras votar Mario Delgado, jubilado de 68 años.
Magistrados renovados por ese Congreso interpretaron la Constitución a su favor y, pese a estar prohibida la reelección, le permitieron postularse de nuevo, lo que analistas y opositores consideran inconstitucional.
La oposición está en serios aprietos. Sus cinco candidatos apenas aparecen en las encuestas, incluidos el del izquierdista Frente Farabundo Martí (FMLN), Manuel Flores, y de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), Joel Sánchez.
“Tendrá suficiente tiempo para consolidar una dinámica de partido hegemónico”, comentó el politólogo Álvaro Artiga, de la Universidad Centroamericana (UCA).
Muy seguro de su reelección, el presidente más popular de América Latina según una encuesta regional, ni siquiera pidió el voto para él, sino para su partido Nuevas Ideas -actualmente con la supermayoría en el parlamento- a fin de no poner “riesgo la guerra”. contra las pandillas”.
El desafío económico
Este milenial asiduo en las redes sociales, que viste jeans y jersey, de barba bien cuidada y pelo engominado, llegó al poder en 2019 con 53% de los votos prometiendo “cambio” a una población harta del bipartidismo Arena-FMLN que no resolvió los problemas de inseguridad y pobreza.
“Después de la seguridad, ahora nos preocupa el alto costo de la vida, ese es el gran desafío”, declaró a la AFP el expresidente del Banco Central, Carlos Acevedo.
Un 29% de los 6,5 millones de salvadoreños que viven en el país son pobres, según la Cepal, y muchos siguen emigrando a Estados Unidos en busca de trabajo. Unos 3 millones viven en el exterior y envían remesas por 8.000 millones de dólares anuales, vitales para la población local.
“Aparte de la seguridad (…), la juventud espera mejores oportunidades”, manifestó Isabel Argueta, de 20 años, en el centro de sufragio de la capitalina avenida Olímpica.
Aún con todo y su popularidad, el presidente no logró que los salvadoreños usaran el bitcóin que en 2021 impuso como moneda de curso legal en una economía dolarizada, según él, para dinamizarla.
Con entre cinco y siete millones de seguidores en las redes X, Tiktok, Instagram y Facebook, Bukele, casado con la psicóloga Gabriela Rodríguez y padre de dos niñas, promociona también megaproyectos y el turismo en “el país más seguro de América Latina”.