El presidente saliente de Guatemala, Alejandro Giammattei, denunció “injerencias extranjeras” en su país y criticó veladamente a Estados Unidos en un discurso ante la Organización de los Estados Americanos (OEA) cuatro días antes de pasar el testigo a Bernardo Arévalo.
Combativo, el dirigente derechista en el poder desde 2020 ha multiplicado las reprimendas durante su intervención ante el Consejo Permanente, el órgano ejecutivo de la organización, que comenzó con un traspié cuando subía al estrado.
El gobierno guatemalteco ha expresado su rechazo “a las constantes injerencias extranjeras en los aviones internos” del país, recalcó.
Llamó a los países de la OEA a respetar “la soberanía de cada uno de los Estados” y el “principio de no intervención”.
“No podemos cometer el error de prejuzgar y hablar de los temas internos de cada país descuidando la atención que merecen urgentemente los problemas” regionales, como el cambio climático, la lucha contra el narcotráfico o la migración, y “mucho menos castigar a un gobierno”. que ha demostrado su voluntad política de entregar el poder”, se quejó.
Algunos de los estados de la organización “han metido las manos en nuestro país”, dijo Giammattei, que caminaba ayudado de dos muletas. No especificó cuáles.
Tampoco mencionó por su nombre a Estados Unidos, pero lanzó dardos al gobierno del presidente demócrata Joe Biden, con el que ha mantenido una relación tensa, especialmente en los últimos tiempos.
“Un gobierno (…) de manera unilateral y sin permitir la posibilidad de defensa ante los señalamientos en sus contras, se atrevió a suspender la visa a más de 100 diputados del Congreso de la República, simplemente porque cumplieron con su deber”, estimó el presidente saliente.
Washington los sancionó “por socavar la democracia y el estado de derecho”, pero Giammattei lo tachó de “acción intervencionista, a todas las luces injustificada entre iguales” que son “aliados diplomáticos, políticos y socios en temas comerciales y económicos”.
La OEA sigue de cerca la crisis política en Guatemala y en los últimos meses ha criticado los intentos de “impedir una transición pacífica del poder” al progresista Arévalo, quien asumirá el cargo este domingo.
Ni un segundo más
“Le vamos a entregar el poder porque yo no soy quien juzga los resultados electorales, sino que mi deber es cumplir con la Constitución y mi Constitución exige que yo no me pueda quedar un segundo más del 14 de enero”, afirmó Giammattei.
El mandatario alardeó de “transparencia” durante la transición y dijo que no va a “entrar a analizar” los resultados electorales, sino a aplicar la ley y “eso es entregar el poder”.
En su resumen político de los últimos meses, Arévalo sale mal parado.
“Ante el desmán social que amenazó a la población, el cual contó con financiamiento internacional, sería un error histórico no consignar la responsabilidad del presidente electo” que “llamó a manifestarse contra la autoridad del sistema judicial, además de negarse a participar o promover el diálogo”, dijo.
Arévalo ha denunciado en múltiples ocasiones un “intento de golpe de Estado” por parte, sobre todo, de la fiscal general Consuelo Porras, cuyo mandato renovó a Giammattei y que figura en una lista de corruptos elaborada por Washington.
Pero Giammattei criticó a la OEA por haber “creído y dejado llevarse por engaños y tretas con un supuesto golpe de Estado que no puede ocurrir contra alguien que no ostenta el poder”.
El presidente derechista insistió en que su gobierno respeta “la división de poderes y de la institucionalidad”, respetando “las funciones y las decisiones propias de cada organismo estatal sin injerencia”.
Por eso considera injusto que le hayan responsabilizado “sin fundamento” de la retirada de la inmunidad a magistrados del Tribunal Supremo Electoral cuando fue “solicitada por el ministerio público y aprobada por la Corte Suprema de Justicia”.
El secretario general de la OEA, Luis Almagro, afirmó por su parte que el proceso “ha sido complejo y está llegando a buen término”, pero criticó de nuevo las “maniobras” de la fiscalía porque “constituyen una grave preocupación para los demócratas de todo el continente”.
“Al señor Almagro le hemos hecho viajar mucho”, le dijo Giammattei, quien se siente orgulloso de que su gobierno haya “dado la cara” ante la OEA, sin faltar a las sesiones. Es más, cree que “ha sido un ejemplo” para todos aquellos que atraviesen un proceso electoral conflictivo.