Toyota, uno de los gigantes de la industria automotriz, se enfrenta a un difícil comienzo de año al anunciar el cierre temporal de las cuatro plantas de su filial Daihatsu en Japón. Esta decisión se produce después de que se revelara una manipulación de pruebas de seguridad en varios modelos de Daihatsu, incluidos algunos vendidos bajo la marca Toyota.
El problema salió a la luz cuando se descubrieron irregularidades en las pruebas de choque de algunos modelos de Daihatsu. Ante esta situación, Toyota estableció un comité independiente para llevar a cabo una investigación exhaustiva. El comité encontró pruebas de que se realizaron reportes falsos y otros engaños para superar las pruebas de seguridad en 64 modelos de Daihatsu, incluyendo 22 que se vendieron bajo la marca Toyota, como Avanza, Raize y Yaris. Además, se descubrió que tres motores, uno de los cuales también se utiliza en modelos de Toyota, presentaban problemas similares.
La investigación reveló que estas prácticas fraudulentas se habían llevado a cabo en más de 174 modelos desde 1989, con un aumento significativo desde 2014 hasta la fecha. Esta manipulación de pruebas de seguridad ha generado graves preocupaciones en cuanto a la confiabilidad y seguridad de los vehículos producidos por Daihatsu.
Daihatsu, en la que Toyota tiene una participación mayoritaria del 51,2% desde finales de los años 90 y adquirió por completo en 2016, se especializa en el desarrollo y producción de vehículos pequeños, representando aproximadamente el 4% de las ventas anuales del grupo. El cierre de las plantas afectará a unos 9.000 empleados y tendrá un impacto significativo en las operaciones globales de Toyota, ya que los modelos fabricados por Daihatsu representan un volumen importante de ventas.
Toyota se encuentra actualmente trabajando en soluciones para abordar este problema y restaurar la confianza de los consumidores en la calidad y seguridad de sus vehículos. Además, se espera que se tomen medidas disciplinarias contra los responsables de la manipulación de pruebas de seguridad. La compañía está comprometida en garantizar la integridad y transparencia en sus procesos de producción y pruebas, y busca restablecer su reputación en el mercado automotriz.
Al mejor estilo japonés, en la página corporativa hay un mea culpa, en donde Daihatsu reconoce “la extrema gravedad de estas irregularidades, sus causas y las recomendaciones para evitar que se repitan, identificadas durante las investigaciones del Comité Independiente de Terceros“. El comunicado también informa que “realizaremos reformas radicales en nuestra cultura corporativa para evitar que ocurran eventos similares en el futuro. También haremos esfuerzos en toda la empresa para recuperar la confianza de nuestros asociados”.
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