Los rescatistas en Japón están en una carrera contra el tiempo este miércoles, en condiciones muy adversas, para rescatar a supervivientes del terremoto que golpeó el día de Año Nuevo el centro del país y dejó al menos 64 muertos.
El fuerte sismo de magnitud 7,5 azotó la prefectura de Ishikawa, en la isla principal de Honshu, y provocó la destrucción de miles de edificios, el bloqueo de los caminos, desatando además un devastador incendio y una alerta de tsunami, con olas de más de un metro.
El primer ministro de Japón, Fumio Kishida, afirmó este miércoles que hay “es una carrera contra el tiempo” para rescatar a los supervivientes que todavía están atrapados en los escombros.
“Han pasado más de 40 horas desde el desastre. Tenemos muchos reportes de personas que necesitan ser rescatadas”, declaró tras una reunión de crisis.
Las autoridades alertaron sobre las fuertes lluvias que comenzaron este miércoles en una de las zonas más afectadas, la península de Noto, en el mar de Japón, y la Agencia Meteorológica Japonesa (JMA) advirtió sobre los riesgos de deslizamientos de tierra.
El terremoto de magnitud 7,5, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), sacudió Ishikawa a las 16H10 (07H10 GMT) del lunes y generó inestabilidad en el suelo. Según las autoridades japonesas, la magnitud del sismo fue de 7,6.
Además, cientos de réplicas complican la labor de los rescatistas y las operaciones deben ser interrumpidas cuando hay una alerta por la inestabilidad del terreno que obliga a los socorristas a evacuar los escombros.
El balance de muertos puede aumentar, ya que se prevé que las búsquedas se extiendan durante varios días en las zonas rurales de difícil acceso.
Una situación “catastrófica”
Masuhiro Izumiya, el alcalde de la ciudad costera Suzu, dijo a la cadena TBS que “casi no quedan casas en pie” en la localidad.
“La situación es realmente catastrófica”, afirmó.
En total hay 31.800 personas en albergues, según las autoridades, y cerca de 34.000 hogares están sin electricidad en la prefectura de Ishikawa.
Además hay 115.000 casas sin agua en Ishikawa y en otras dos prefecturas, indicó el gobierno.
Yuko Okuda, una mujer de 30 años, contó que está en un albergue porque no tiene ni luz ni agua y siente miedo de que su vivienda se derrumbe por las constantes réplicas.
“Mi casa podría desplomarse en cualquier momento”, contó a la AFP esta damnificada que vive en Anamizu, una pequeña localidad de la península de Noto.
El geólogo Robin Lacassin, director de investigación de Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS), advirtió que con un terremoto de magnitud 7,5 es previsible que haya réplicas durante meses.
Las autoridades de Ishikawa pidieron a la población que dejen de contactar a sus familiares afectados por el terremoto para preservar las baterías de los teléfonos las llamadas de emergencia.
Los trenes de alta velocidad de Japón reanudaron sus servicios en el centro del país, después de que unos 2.400 pasajeros pasaran horas o incluso casi un día varados en los andenes y las estaciones.
Las autopistas también fueron reabiertas para facilitar la entrega de alimentos y productos de primera necesidad, pero el estado de las carreteras obstaculiza el tránsito.
Japón está situado en el cinturón de fuego del Pacífico y es un país acostumbrado a la actividad sísmica.
Pero este archipiélago todavía recuerda el trauma provocado por un terremoto de magnitud 9 en 2011 que generó un destructivo tsunami que barrió las costas del noreste y dejó cerca de 20.000 muertos y desaparecidos.
Este desastre provocó un accidente nuclear en la central de Fukushima, el peor desde la catástrofe de Chernóbil en 1986.
El sismo del lunes sólo provocó daños menores en las centrales nucleares del litoral, según los operadores de las plantas.
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