Fiscales estadounidenses presentaron este martes nuevos cargos penales contra el poderoso senador demócrata de origen cubano Robert Menéndez, al alegar que aceptó sobornos para ayudar a un empresario a conseguir inversiones de un fondo vinculado al gobierno de Catar.
Menéndez ya se enfrenta a imputaciones relacionadas con corrupción en el mismo caso, que él ha negado, incluidas conspirar para actuar como agente de Egipto y aceptar coimas y llevar a cabo tráfico de influencias para El Cairo.
El representante por Nueva Jersey ha rechazado las exigencias para que dimita, pero en septiembre renunció a la presidencia de la poderosa Comisión de Relaciones Exteriores del Senado.
Menéndez recibió presuntamente sobornos para ayudar al empresario Fred Daibes, quien “buscaba millones de dólares en inversiones de un fondo vinculado a… Catar, realizando actos” beneficiosos para Doha, según la acusación.
El senador había presentado a Daibes a un miembro de la familia real catarí, que también era director de una empresa de inversión de ese país no identificada.
“Menéndez hizo múltiples declaraciones públicas de apoyo al gobierno de Catar” mientras la empresa estudiaba la posibilidad de invertir en un proyecto inmobiliario propiedad de Daibes, de acuerdo con el documento judicial.
Daibes también está imputado en el caso y se ha declarado inocente, con el juicio fijado para el 6 de mayo.
En los cargos relacionados con Egipto, Menéndez ha sido acusado de aceptar cientos de miles de dólares en sobornos de tres residentes de Nueva Jersey entre 2018 y 2022, y de haber utilizado su “poder e influencia para proteger, enriquecer a esos empresarios y beneficiar al gobierno de Egipto”.
La acusación sustitutiva revelada este martes asegura que los investigadores encontraron más de 480.000 dólares en efectivo metidos en sobres “y escondidos en ropa, armarios y una caja fuerte” en un registro en la casa de Menéndez.
Parte del dinero se encontró en chaquetas con el nombre del senador.
El veterano demócrata de 70 años, cuyos padres emigraron a Estados Unidos desde Cuba, ha negado haber cometido delito alguno.