El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, dijo este martes que su ejército se enfrenta a un “aumento del número de ataques” rusos en el este del país, especialmente en torno de la disputada ciudad de Avdiivka.
Las fuerzas de Moscú llevan un mes intentando rodear esta ciudad industrial, convertida en uno de los puntos eje del conflicto.
Pero la línea del frente está casi congelada desde hace un año, aunque Zelenski y el Kremlin aseguran, por separado, que la guerra no está en un callejón sin salida.
“El ejército informa de un aumento del número de ataques enemigos”, subrayó el presidente ucraniano en Telegram, citando las zonas de Avdiivk, Kupiansk y Donetsk, en el este.
Zelenski afirma que sus soldados “mantienen sus posiciones” y llevan a cabo “ofensivas”.
Ucrania reconoció recientemente el fracaso de su contraofensiva iniciada en junio, que desde entonces tropieza con fuertes defensas rusas.
Para Kiev, que quiere evitar el efecto de desgaste entre sus aliados occidentales frente a un conflicto que dura casi dos años, es esencial avanzar.
Según blogueros militares rusos y ucranianos y expertos que analizan información de fuentes abiertas, desde finales de octubre el ejército ucraniano logró anclar fuerzas en la ribera ocupada del río Dniéper, especialmente en Krinki, en la región meridional de Jersón.
Esta información no fue confirmada ni por Moscú ni por Kiev.
Zelenski también acusó el martes a los rusos de “vengarse de la ciudad libre de Jersón”, que acaba de celebrar el primer aniversario del fin de su ocupación, bombardeándola “sin ninguna razón militar”.
El día anterior, los ataques rusos causaron tres muertos y doce heridos, entre ellos un bebé de dos meses, según las autoridades locales.
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