Joe Biden pidió este viernes al Congreso de Estados Unidos un paquete de más de 105.000 millones de dólares para ayudar a Israel y Ucrania, abordar la crisis migratoria y contrarrestar a China, pero podría quedar en nada debido al caos en la Cámara de Representantes.
El jueves el presidente estadounidense vinculó el ataque del grupo islamista palestino Hamás a Israel con la invasión rusa de Ucrania por parte del presidente ruso Vladimir Putin, diciendo que ambos pretenden “aniquilar” democracias.
Biden intenta convencer a los estadounidenses de que Estados Unidos debe seguir siendo “un faro” para el mundo y que alejarse de Ucrania y dar la espalda a Israel “simplemente no vale la pena”.
En su opinión las enormes sumas (61.400 millones de dólares en ayuda para Ucrania, de los cuales 30.000 millones en armas, y 14.000 millones de dólares para Israel, de los cuales 10.600 millones en armas) protegerían los intereses estadounidenses para las generaciones futuras.
Pero cae en mal momento: el Congreso no puede aprobar el más mínimo proyecto de ley desde hace casi tres semanas porque los republicanos no se ponen de acuerdo para elegir un presidente de la Cámara de Representantes, donde tienen mayoría. El anterior fue destituido por un grupo favorable al exmandatario Donald Trump.
Este viernes la cámara sigue en un callejón sin salida, con la tercera derrota en cuatro días de un aliado de Trump: Jim Jordan.
“El mundo está observando y los estadounidenses esperan, con razón, que sus líderes se unan y cumplan estas prioridades”, dijo Shalanda Young, directora de la Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca, en una carta al Congreso.
– “Juegos políticos” –
En un comunicado, el líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, prometió una acción rápida en la cámara alta, controlada por el Partido Demócrata de Biden, y llamó a los republicanos a unirse “para aprobar esta financiación tan necesaria”.
Los republicanos son reacios a aumentar la ayuda militar a Ucrania, pero apoyan a Israel y exigen desde hace meses más firmeza en materia migratoria y contra China.
Esto explica que el megapaquete de ayuda de Biden junte crisis completamente dispares.
Biden tiende la mano a los republicanos al pedir 13.600 millones de dólares para reforzar la frontera con México, gestionar la migración irregular y luchar contra el tráfico de fentanilo, fabricado sobre todo por los carteles de la droga mexicanos.
“Los republicanos del Congreso deben dejar de jugar a juegos políticos con la seguridad fronteriza”, afirma el documento enviado al Congreso.
Biden asegura haber logrado “avances” con su política de “vías legales” de entrada de migrantes al país, como los permisos humanitarios de reunificación familiar, la aplicación de teléfono móvil (CBP One) y las oficinas de gestión migratoria en Colombia, Costa Rica y Guatemala, y próximamente en Ecuador.
Pero “necesita más fondos”.
– Más personal –
El dinero iría destinado a enviar 1.300 agentes de la patrulla fronteriza adicionales para trabajar junto a los 20.200 ya financiados en el presupuesto del año fiscal 2024, tecnología de última generación para detectar fentanilo en los puertos de entrada, 1.000 policías más y otros 1.600 agentes de asilo.
“La expulsión acelerada” de los migrantes que incumplen los requisitos para quedarse “no es posible si los funcionarios de asilo” no pueden realizar entrevistas para evaluar si existe una posibilidad de que sean perseguidos o torturados si regresan a su país, recuerda este viernes el Departamento de Seguridad Interior (DHS) en un comunicado.
Biden también quiere aumentar los jueces de inmigración, aumentar las subvenciones para la provisión de alimentos y refugio para los migrantes y ampliar las “vías legales”.
Los republicanos llevan meses quejándose de que Biden, que se presenta a su reelección en las presidenciales de 2024, no hace lo suficiente para frenar la entrada de migrantes.
“El presidente Biden continúa implementando una estrategia migratoria centrada en la aplicación de la ley, la disuasión y la diplomacia”, replica el DHS.
El paquete de la Casa Blanca también incluye 7.000 millones de dólares para contrarrestar a China y fortalecer a los aliados en la región de Asia y el Pacífico, y más de 9.000 millones de dólares para asistencia humanitaria para Gaza, Ucrania e Israel.