Jan Yunes, Territorios Palestinos. Centenares de familias palestinas se hacinaban este martes en los hospitales de la Franja de Gaza buscando en estos establecimientos, ya abarrotados, un refugio a los incesantes bombardeos del ejército israelí, constataron periodistas de AFP.
Amira, de 44 años, se instaló con sus hijos en el patio del hospital Naser de Jan Yunis, en el sur del pequeño enclave palestino, al que un millón de habitantes se desplazó desde que el ejército israelí les ordenó abandonar el norte.
“Hace una semana que no nos duchamos, la muerte nos sería más clemente”, dijo mientras prepraraba sándwiches con el poco pan que pudo recuperar.
“Si el agua y el combustible no vuelven inmediatamente a Gaza, sus habitantes están en peligro inminente de muerte o de epidemias”, afirma Unicef.
Hasta ahora la única apertura al mundo desde la Franja de Gaza que no está en manos de Israel -el cruce de Rafah hacia Egipto- permanece cerrada.
Fue bombardeada por cuarta vez el lunes por la noche e israelíes, egipcios y estadounidenses no pueden ponerse de acuerdo sobre un mecanismo para traer ayuda, sacar a los extranjeros de Gaza y dar las garantías de seguridad reclamadas por egipcios e israelíes.
Si bien Israel asegura haber restablecido parcialmente el suministro de agua, solo aporta menos del 4% del consumo anterior a la guerra.
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