Washington, Estados Unidos. La primera vicepresidenta afrodescendiente de Colombia, Francia Márquez, denunció este viernes “el racismo estructural” y las desigualdades contra las mujeres, indígenas y campesinos, en una intervención ante la Organización de los Estados Americanos (OEA), a la que pidió apoyo para una “paz total”.
“Hoy estoy aquí en nombre de mi pueblo” para decir que Colombia “tiene un compromiso con la justicia social y requerimos del apoyo y del acompañamiento de ustedes para cumplir los sueños” de los colombianos, afirmó Márquez, una ambientalista de 41 años que derrotó a las élites blancas y conservadoras en una campaña presidencial en la que fue objeto de ataques racistas.
“La igualdad racial es uno de nuestros propósitos” y exige avanzar en “reparaciones históricas” como ha hecho el Caribe o el continente africano, afirmó durante una sesión extraordinaria del Consejo Permanente, el órgano ejecutivo de la OEA.
Se trata de avanzar para “erradicar los efectos del colonialismo, de la esclavitud y del racismo estructural que ha expropiado la condición humana de las poblaciones afrodescendientes” porque el racismo, dijo, sigue segando millones de vidas en el mundo.
En Colombia “hay un racismo estructural” y “tenemos territorios que todavía viven un apartheid, donde no hay inversión social, donde no llega el agua potable, por eso son los niños indígenas y afrodescendientes (los) que están muriendo de hambre y de desnutrición”.
“La precariedad en el acceso a los servicios básicos tiene color”, denunció.
Márquez también rompió una lanza a favor de las mujeres, que sufren “desigualdades estructurales”, y los jóvenes, para “arrancarlos de la violencia”.
Muchos jóvenes “están en círculos de violencia” porque son “afrodescendientes, indígenas, campesinos empobrecidos, hijos de mamás cabezas de familia”, explicó en la sede de la OEA en Washington.
La también ministra de Igualdad y Equidad presumió de que el presupuesto de Colombia está enfocado en la educación y no en la guerra, para que los jóvenes tengan opciones de “tomar un lapicero y un libro” y no un fusil.
Entre los principales temas de preocupación “del pais de la belleza” figura “continuar los esfuerzos necesarios para la paz total” con la que el presidente colombiano, Gustavo Petro, un exguerrillero, aspira a poner fin a más de seis décadas de conflictos.
Márquez elogió los esfuerzos del expresidente colombiano Juan Manuel Santos para resolver el conflicto con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
“Fue importante porque este proceso de paz ha evitado muertes”, sostuvo, pero “todavía tenemos unos conflictos por resolver”.
“Saludamos que la OEA acompañe el diálogo de paz que hoy se hace con el ELN”, la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional, dijo Márquez, quien precisó que el gobierno se dispone “a establecer otras mesas con otros actores armados”.
“Instamos a todos los miembros de este consejo a que sigan acompañando los esfuerzos del gobierno colombiano en favor de la paz total”, insistió, porque “es un sueño y un deseo a gritos”.
Pero “lograr la paz no es solo el silenciamiento de los fusiles”, aunque es una parte importante, recalcó, sino que pasa por inversión social.
“Vamos a seguir caminando juntos hasta lograr que la dignidad se haga costumbre”, afirmó Márquez, que se llevó un aplauso en pie de los asistentes.
El secretario general de la OEA, Luis Almagro, calificó su presencia de “hito histórico y un honor”, porque inspira para avanzar “en la lucha por la igualdad, la justicia social, la reparación” de los pueblos de la región.
Para Almagro las Américas requieren una “transformación social inmimente”.
erl/dga
© Agence France-Presse