El presidente de Chile, el izquierdista Gabriel Boric, denunció el miércoles el “régimen dictatorial” de Daniel Ortega en Nicaragua, y pidió levantar las sanciones impuestas por Estados Unidos contra Cuba y Venezuela, durante su discurso en las Naciones Unidas.
“Me siento en el deber (…) de denunciar ante esta asamblea y el mundo, la persecución que hoy día vive todo quien piensa distinto del gobierno del régimen dictatorial del señor Ortega y Murillo en Nicaragua”, aseguró el mandatario chileno.
Al hablar de los opositores nicaragüenses, Boric dijo que “no sólo se prohíbe su participación en elecciones, sino que se les persigue, se les priva de nacionalidad, se les allana sus casas y se les priva de derechos políticos”.
Se trata de la tercera vez que el presidente chileno llama a Daniel Ortega de “dictador”. La vez anterior fue la semana pasada, luego de que el nicaragüense lo llamara “pinochetito”, en alusión al dictador chileno Augusto Pinochet (1973-1990).
En su discurso ante la Asamblea General de la ONU, Boric cuestionó las sanciones que Estados Unidos han impuesto de manera unilateral en contra Venezuela y Cuba.
Esas resoluciones “no aportan a mejorar las condiciones de vida del pueblo venezolano. (…) Para garantizar que hayan elecciones libres, con garantías, a todos los sectores, es también imperativo que Estados Unidos levante las sanciones”.
Sobre Cuba, criticó las medidas impuestas por Washington y que se señale a la isla como país que promueve el terrorismo.
“No solo es falso, sino que nos violenta. Y por lo tanto instamos a Estados Unidos a seguir la línea que en su momento tuvo el gobierno de Barack Obama, cuando los sacó (a los cubanos) de esa infame lista (…) que tanto daño le hace, no al gobierno, al pueblo cubano, que no lo merece”.
El presidente chileno recordó que la semana pasada, Chile conmemoró los 50 años del golpe de Estado que derrocó al socialista Salvador Allende, y destacó que los problemas de la democracia se solucionan con más democracia y que un golpe de Estado nunca es inevitable.
“Los derechos humanos son una base ética irrenunciable en la acción política, los derechos humanos no tienen un color político”, dijo Boric y afirmó que la condena de esos derechos “debe ser clara sin importar cuál sea el color del gobierno que los vulnere”.