El expresidente estadounidense Donald Trump cortejó en dos actos públicos realizados este viernes en Washington a dos electorados aparentemente opuestos pero que forman parte de su base: el de los evangélicos y el de las mujeres.
Vistas las posturas conservadoras del exmandatario, no es extraño que los evangelistas lo respalden masivamente: 84% de ellos le otorgaron su voto en las últimas elecciones.
Más sorprendente es el caso de las mujeres, dados los comentarios y las actitudes de Trump, a menudo tildadas de machistas y sexistas. Sin embargo, en 2020 el 44% del voto femenino fue hacia el magnate.
De manera general, a pesar de los problemas judiciales y los escándalos que lo persiguen, Trump se perfila, según las encuestas, para ser el candidato republicano a ocupar la Casa Blanca en los comicios de fines de 2024.
“Esta elección decidirá si Estados Unidos debe ser gobernado por tiranos marxistas, fascistas y comunistas que quieren destruir la herencia judeocristiana o si será salvado por patriotas que temen a Dios y aprecian la libertad como todas las personas que están en esta sala”, dijo ante una audiencia de evangelistas.
“Como mujer, entiendo que podamos sentirnos ofendidas” por algunas de sus palabras o sus acciones, pero “personalmente me gusta”, comentó a la AFP Joan Horswell, una enfermera jubilada de Texas, de 76 años, que se hizo presente en esta reunión organizada por el grupo cristiano conservador Family Research Council.
“¿Tiene defectos? Por supuesto. Pero la mayoría de los cristianos dirán que todos somos pecadores. Jesús no es candidato”, añadió William Wan, un ingeniero católico de 60 años que viajó desde Florida para asistir a la conferencia.
A menudo Trump parece muy lejos de mantener un comportamiento cristiano.
En mayo, fue condenado en lo civil por agredir sexualmente a la escritora E. Jean Carroll en 1996. Y actualmente está siendo juzgado por la denuncia de una estrella porno de haber pretendido comprarle su silencio antes de las últimas elecciones.
Trump admite, además, en un video hecho público, que no duda en manosear a las mujeres siempre que puede.
Para los evangelistas, nada de eso es reprochable. Por el contrario, “es el hombre adecuado, precisamente porque no refleja los valores cristianos”, explicó a la AFP Kristin du Mez, profesora de historia en la Universidad Calvin y autora de “Jesús y John Wayne”, un libro que explora el auge del machismo en el movimiento evangélico blanco.
Penny Nance, presidenta del grupo conservador de mujeres cristianas Concerned Women for America, reflejó la validez de este enfoque al presentar al expresidente en el mitin de su grupo.
“Las mujeres conservadoras no quieren como presidente a un pastor o a un marido. Quieren a alguien que las proteja, alguien que esté dispuesto a colocarse un cuchillo entre los dientes y a nadar en aguas embravecidas para salvarnos de aquellos que amenazan nuestra seguridad y nuestra libertad”, dijo ante los aplausos de las mujeres presentes en la sala.
Melissa Deckman, presidenta de Public Religion Research Institute, una organización no partidista, señala que si bien los observadores políticos se sorprendieron por la fuerte presencia femenina en el electorado de Trump, las mujeres están lejos de tener todas la misma opinión sobre cuestiones de sexo y sexismo.
“Un hombre fuerte”
Mike Pence, exvicepresidente de Trump y su rival en las primarias republicanas para 2024, se enorgullece de sus creencias evangélicas y se describe a sí mismo como “cristiano, conservador y republicano, en ese orden”.
Pero sólo el 5% de los evangélicos blancos que se estima que participarán en las primarias de la actual oposición estarían dispuestos a apoyarle, contra 56% que respaldarían a Trump.
A los evangelistas, Pence “les gustaría como profesor de catecismo. Pero eso no es lo que quieren en la Casa Blanca”, dijo Du Mez.
Horswell, la enfermera jubilada, fue en el mismo sentido: “Mike Pence es un buen tipo, pero en este momento necesitamos a un hombre mucho más fuerte para que ocupe el gobierno”.
Para los cristianos conservadores, Trump ha demostrado una y otra vez ser “un hombre fuerte”.
Gracias a sus designaciones, la Corte Suprema tiene hoy una sólida mayoría conservadora, lo que permitió anular la sentencia de 1973 que garantizaba el derecho al aborto.
También fue el primer presidente en asistir a la marcha anual contra el aborto en Washington y es de la opinión de que el género está determinado por la biología.
Cuando se trata de elegir un presidente, “su carácter personal y su moral importan menos que aquello que esté dispuesto a apoyar y por lo que esté dispuesto a luchar”, concluyó Deckman.