Las autoridades brasileñas se preparan este jueves para nuevas lluvias abundantes, con posibilidades de fuertes vientos y granizo, tres días después del paso de un ciclón que dejó al menos 39 fallecidos y nueve desaparecidos en el sur del país.
El gobierno de Rio Grande do Sul anunció que espera que el clima inestable se pose sobre todo el estado en las próximas horas “debido a la aproximación y avance posterior de un frente frío”.
“A partir de la tarde, un frente frío avanza por la frontera con Uruguay y reforzará las inestabilidades en las regiones del sur del estado, expandiéndose para las demás áreas del norte entre la noche del jueves y la madrugada del viernes”, dijo la meteoróloga Vanessa Gehm, citada en una nota del gobierno estatal.
El ciclón castigó la región desde la madrugada del lunes arrojando lluvia y fuertes vientos que destrozaron casas y dejaron poblaciones sumergidas.
Casi un millar de rescatistas y una decena de helicópteros han sido desplegados en las labores de rescate, que se veían complicadas este jueves luego de que dos puentes quedaron destruidos y al menos 16 rutas tenían bloqueos parciales o totales.
Es el más reciente de una serie de desastres climáticos en los últimos meses en Brasil, y el más mortífero en Rio Grande do Sul.
El jueves las autoridades elevaron de 36 a 39 el balance de muertos. Nueve personas siguen desaparecidas.
Los embates del ciclón se sintieron en 80 municipios y más de 6.300 personas debieron abandonar sus hogares. En total hay más de 62.000 afectados.
En Roca Sales, la escena era de viviendas arrancadas del suelo y vehículos lanzados por los aires. En sus calles de tierra, vecinos con picos y palas recogían escombros e intentaban salvar algunas posesiones.
“Todo se vino abajo. Nunca vi una cosa así aquí. Fue una locura”, relató a la AFP Nelson Noll, mientras señalaba los espacios donde anteriormente se erigían tres casas.
“Esto ya no fue una inundación, fue un tsunami, un ciclón, que pasó por aquí y se llevó todo, no quedó nada”, dijo el residente de 75 años.
Eduardo Machado lamentó “una tragedia”. “No sabemos cuándo nos vamos a recuperar. Solo Dios sabe”, dijo el hombre de 56 años a la AFP.
Brasil sufre fenómenos extremos frecuentes, y los científicos apuntan a un vínculo con los efectos del calentamiento global.
En junio, un ciclolón dejó al menos 13 muertos en el mismo estado de Rio Grande do Sul, mientras miles de personas fueron evacuadas o perdieron sus casas.
En febrero pasado, 65 personas murieron por caídas causadas por lluvias récord que azotaron Sao Sebastiao, un destino turístico de playa a unos 200 km de la ciudad de Sao Paulo (sureste).