La deforestación en la Amazonía brasileña se redujo 66% en agosto, informó este martes el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, que ha prometido poner fin a la destrucción de la mayor selva tropical del planeta.
“En agosto registramos una reducción del 66,11% de la deforestación” en la Amazonía, comparado con agosto de 2022, afirmó la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, durante una ceremonia oficial en Brasilia con motivo del Día de la Amazonía.
La reducción del mes pasado llega después de caída otra consistente en julio, también del 66%.
Los datos constituyen un logro para el gobierno, porque esta época del año, de clima más seco, suele ser la temporada de mayor destrucción en el bioma amazónico.
El anuncio de Silva es un anticipo de los resultados completos de agosto que serán divulgados por el sistema de vigilancia satelital del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE).
Este informó que hasta el 25 de ese mes había identificado alertas de deforestación en 473,5 km2.
En agosto de 2022 el área deforestada fue de 1.661 km2, según esa misma medición oficial.
“Son resultados de la determinación del gobierno del presidente Lula de interrumpir el ciclo de abandonos y retrocesos observados en el gobierno anterior”, dijo Silva este martes.
Durante el mandato del ultraderechista Jair Bolsonaro (2019-2022), la deforestación promedio anual en la Amazonía aumentó 75% con respecto a la década anterior.
La mayor selva tropical del mundo, devorada por la tala e incendios provocados para ganar terreno para el negocio ganadero y agrícola, es clave para mitigar el cambio climático.
Lula, que regresó al poder en enero, prometió erradicar la deforestación en la Amazonía para 2030.
“Si no logramos proteger la selva y sus pueblos, condenaremos al mundo a un brutal aumento de las emisiones de CO2 y, en consecuencia, a la aceleración del cambio climático”, afirmó Silva este martes.
Tras el cambio de gobierno, la deforestación en la Amazonía cayó 42,5% de enero a julio, frente al mismo periodo del año pasado.