La Federación de Rusia oficialmente ha cerrado la investigación del accidente aéreo que se cobró la vida del líder del Grupo mercenario Wagner. Las versiones externas a Moscú son variadas, Estados Unidos cree que la colocación de un artefacto explosivo causó la caída del avión. Funcionarios del presidente Biden especulan con que el incidente se relaciona con el historial de Vladimir Putin de eliminar a aquellos que lo enfrentan y se convierten en críticos de su gobierno.
Al mismo tiempo, transcurrida la primera semana de la caída de la aeronave que transportaba a la plana mayor del Grupo Wagner, el Kremlin continúa negando cualquier involucramiento en lo que desde el momento de ocurrido ha denominado “accidente aéreo”. Ayer viernes, oficiales del Grupo Wagner reclamaron -desde Bielorrusia- que aguardan órdenes sobre a quienes deben reconocer como su nueva plana mayor, aunque aún no han trascendido nombres. Es claro que tanto el destino como el futuro del Grupo están comprometidos después de que su jefe supremo Yevgeny Prigozhin muriera junto a su comandante operativo y otros cinco cargos de seguridad en el “accidente” aéreo”.
El Grupo mercenario privado conformó una fuerza militar de gran poderío por varios años fuera de Rusia y ayudó a sostener regímenes dictatoriales en varios países socios de Vladimir Putin, pero desempeñó un rol de alta importancia en favor de Rusia dentro de Ucrania. Sin embargo, en el presente, varios analistas militares estadounidenses y ucranianos consultados por Infobae creen que luego del incidente de la caída del avión de Prigozhin, el control del presidente Putin sobre el Grupo -inexorablemente- se verá afectado. El vinculo estrecho que los llevó a trabajar con el líder del Kremlin podría estar roto, la confianza ya no está presente entre las partes y difícilmente se reconstituya.
Lo que Putin está considerando junto a su alto mando militar sobre el Grupo es mantenerlo bajo un estatus militar diferente incorporándolo al ejército ruso de manera oficial como modo de mantener controlados a los mercenarios. El Kremlin también podría intentar disolverlo, el inconveniente de esta segunda opción es que incluye miles de combatientes estacionados en distintas partes del mundo trabajando para Moscú.
La analista estadounidense, Catrina Doxsee, declaró a la prensa internacional el pasado martes que es baja la probabilidad que se produzcan cambios importantes en el corto plazo. Pero que tal vez a fines de 2023 pueden surgir cambios en la relación del Ministerio de Defensa ruso con el Grupo. En la misma dirección, John Hardie, un reconocido integrante del Programa sobre Rusia de la Fundación para la Defensa de las Democracias, dijo en Washington que el Grupo Wagner será mucho más fácil de controlar para Moscú con Prigozhin, Utkin y otros comandantes importantes “fuera del escenario”. Sin embargo, sin sus comandantes más importantes, el Grupo no será el mismo, por lo que las muertes de su cúpula podría generar una desilusión muy grande en muchos de los integrantes de Grupo Wagner, quienes incluso podrían dejar el servicio, aunque no descarto que muchos de sus combatientes aceptarían ser incorporados al ejército regular ruso de forma oficial.
Putin sabe que lo mejor para su gobierno y para Rusia es no interferir y dejar que toda esa estructura operativa militar continúe a su servicio ya les resultan necesarios en su guerra actual contra Ucrania. Es imposible desconocer que las capacidades de combate de la estructura que organizó Prigozhin se convirtió en un elemento de poder de alta necesidad de la política exterior de Rusia no solo en Ucrania, también en otros lugares del globo. No obstante, no se puede descartar que a largo plazo Putin trate de reducir la capacidad de maniobra, el poder y la independencia del Grupo Wagner con un Estado ruso que controle rígidamente su capacidad de movimiento a través de una supervisión estricta del grupo mercenario.
Mientras estas evaluaciones se barajan en Moscú, los oficiales y combatientes de Grupo se han mostrado muy molestos por las presuntas muertes de Prigozhin y Dimitry Utkin, el cofundador del grupo y el comandante más importante en el campo de batalla dentro de la estructura Wagner. Todas las cuentas de Telegram del Grupo han elogiado a los dos jefes supuestamente muertos durante esta semana, un seguimiento de esas cuentas en las redes de comunicación muestra también que varios posteos culpan al Kremlin por “el accidente aéreo”. Incluso hubo noticias que llegaron a señalar que el Grupo podría marchar nuevamente sobre Moscú, pero los analistas militares dicen que su fuerza militar hoy carece de los recursos y capacidades para llevar a cabo cualquier tipo de acción de represalia y de momento está más interesada en mantener sus operaciones en distintos lugares donde está presente.
El hecho es que dado su liderazgo no reconstituido, es improbable que el Grupo tenga los medios necesarios y la influencia para constituirse en un desafío para Putin. En esa línea, el Ministerio de Defensa del Reino Unido cree que con el descabezamiento de su conducción y la aparente muerte de Prigozhin, Wagner no tendrá el mismo poder para ejercer ningún accionar desestabilizador hacia Putin. Sin Prigozhin y sus capacidades personales, su audacia y la brutalidad que inyectó para caracterizar al Grupo Wagner, es poco probable que quien lo suceda en el mando pueda ser un problema para Moscú.
El futuro del Grupo estaba comprometido desde junio pasado, cuando Prigozhin lanzó un motín contra Putin para luego desistir y volver sobre sus pasos dejando de lado su marcha hacia Moscú y acabar exiliado en Bielorrusia en una aparente tregua con Putin, por lo que hoy es altamente probable que de una manera u otra el juego se haya acabado para los Wagner. Aquel levantamiento puso en duda qué pasaría con la red Wagner en Mali, Sudán, Siria y Libia, entre otros aliados de Rusia que beneficiaron con contratos petroleros millonarios a cambio de cobertura en áreas de seguridad para esos gobiernos, a ello debe sumarse la explotación de minas de oro y otros contratos obtenidos por proveer combatientes en esos países.
No obstante, en los dos meses previos a la posible muerte de Prigozhin, Putin ya había dado señales de su intención por reducir las capacidades operativas del Grupo. En junio, el líder ruso ordenó a Wagner que entregue su armamento pesado y anunció públicamente -por primera vez- que el Grupo estaba financiado por la Federación Rusa. También pidió la apertura de una profunda investigación por posible malversación y robos al gobierno de Rusia por parte de la empresa de catering “Concord” (de Prigozhin), en lo que fue la primera señal de ruptura entre ambos. Sin embargo, Putin evitó criticar personalmente a los elementos de Wagner, permitiéndoles quedar en libertad después del motín, tras lo cual, miles de combatientes del Grupo se trasladaron a Bielorrusia como parte de un acuerdo negociado por el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, para poner fin al enfrentamiento entre Prigozhin y Putin. El gobierno de Lukashenko confirmó días pasados que unos 10.000 mercenarios están en su país y que permanecerán allí mientras sean necesarios militarmente en Ucrania. Considerando que Lukashenko es un aliado manejado por Putin, sus declaraciones son tomadas por funcionarios de la OTAN como un claro mensaje de que el juego del Grupo Wagner está terminando y que la re-ubicación en Bielorrusia beneficia a Putin y le asegura a través de su aliado bielorruso mantener esas tropas estacionadas allí mientras la guerra de Ucrania continúe.
Lo que ha sucedido y generado la ruptura entre Moscú y el Grupo Wagner, es algo que ha sucedido en muchas oportunidades con los ejércitos mercenarios que a veces se vuelven tan poderosos como para volverse contra el centro de poder para el que trabajan. Pareciera que Putin ha aprendido esa lección y todo indica que no permitirá que Wagner siga existiendo como un ejército mercenario independiente, para lo cual un programa del Ministerio de defensa y la secretaría de guerra de la Federación Rusa ya estaría en marcha con la finalidad de neutralizar cualquier incidente como el sucedido en Junio pasado. A futuro, el líder ruso no aceptará ninguna amenaza como la que significó el intento de levantamiento de Prigozhin y su marcha fallida sobre Moscú.
Información sustraída de INFOBAE.