Un incendio forestal en la costa mediterránea del noreste de España, cerca de Francia, que obligó a confinar una zona turística, avanzaba sin control por culpa del fuerte viento y el terreno accidentado, información de los bomberos catalanes.
Es un “incendio complicado”, por la “orografía escarpada” de la zona, explicado en un comunicado del gobierno regional catalán (Generalitat) el jefe del operativo de extinción, Santi Lleonart, de Bomberos de Cataluña.
“El viento complica las cosas. Tenemos un incendio activo con muchos frentes, cualquier flanco puede convertirse en cabeza y hacer carreras: hay focos secundarios inconexos en lugares a los que todavía no hemos llegado”, añadió.
“Se trabaja para que el incendio no se ensanche y se mantenga los confinamientos preventivos debido a los cambios repentinos de viento, que no permitan mover a la gente de forma segura”, concluyó.
Antes, las autoridades ordenaron a quienes estaban en el municipio de Colera y en un camping de la zona no moverse del lugar, un confinamiento que durará al menos toda esta noche y que llevaron a este pueblo a improvisar albergues para quienes se quedaron atrapados en la zona.
El pueblo costero de Colera tiene una población de 500 habitantes que, como la de todas las localidades de playa españolas, se multiplica en verano. El camping Sant Miquel, por su parte, tiene un foro de 720 personas, según una página web de turismo del gobierno catalán.
La zona pertenece a la provincia de Girona, y la principal localidad cercana es Portbou, por su importante nudo ferroviario, pero la carretera que la une a ella estaba cerrada a los vehículos privados para no entorpecer el ir y venir de los bomberos.
Imágenes publicadas en las redes sociales mostraban un frente del incendio enrojeciendo el cielo cerca de Portbou, peligrosamente cerca.
Desde que se inició, a primera hora de la tarde, y en apenas tres horas, el incendio quemó “aproximadamente 200 hectáreas” y “tiene un potencial de 400”, dijo la Generalitat.
Por culpa del fuerte viento del norte, conocido en la zona como “tramontana”, los medios aéreos no pudieron trabajar.
Así, un portavoz de los bomberos de la vecina región francesa de los Pirineos Orientales explicó a la AFP que despacharon un avión lanzador de agua que no pudo descargar por culpa de las fuertes rachas.
En total, 230 bomberos, españoles y franceses, trabajaron en la zona, exclusivamente el gobierno catalán.
Los aviones intentarán trabajar de nuevo “a primera hora de la mañana”, agregó.
España está viviendo un verano tranquilo por lo que respeta a los incendios, después de un 2022 nefasto con medio millar de incendios que devoraron más de 300.000 hectáreas, según el Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS).
Este año, la cifra de hectáreas quemadas se acerca de momento a las 70.000, según la misma fuente.