En el día de hoy, los ciudadanos españoles acuden a las urnas para ejercer su derecho al voto en unas elecciones cruciales. El escenario político se presenta como una verdadera encrucijada, donde se enfrentan dos visiones opuestas: democracia frente a antidemocracia y progresismo versus fascismo.
El politólogo Elvin Calcaño Ortiz, a través de su cuenta de Twitter, ha destacado la importancia de seguir de cerca los acontecimientos electorales, subrayando que la verdadera polarización en la política actual se resume en esta dicotomía fundamental. En sus palabras, “progresismo contra fascismo”.
Con sinceridad y sin reservas, Calcaño Ortiz manifestó que no es un entusiasta de lo que representan Yolanda Díaz y SUMAR, señalando ciertas percepciones de deshonestidad y deslealtad en sus acciones, dos aspectos que considera esenciales en la política. Además, expresó su desconfianza hacia el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), al que califica de camaleónico.
Sin embargo, el politólogo resalta que, dadas las opciones actuales, el progresismo con las alternativas disponibles es lo posible en el contexto político de España en la actualidad.
Destaca que en estas elecciones se encuentran las fuerzas políticas opuestas, representadas por un Partido Popular (PP) culturalmente influenciado por el trumpismo de Ayuso y el fascismo abierto de Vox. Ante este panorama, Calcaño Ortiz considera que cualquier duda sobre la elección es irresponsable.
El politólogo enfatiza que, aunque la política se sustenta en ideales y en el deseo de cambiar el mundo, la realidad impone contextos y correlaciones que deben ser considerados. En este sentido, asegura que los progresistas -y defensores de la democracia- no deben vacilar en su elección.
Calcaño Ortiz lamenta que en tiempos de derechización del sentido común y de incertidumbre, los escenarios electorales se vean cada vez más reducidos a elegir entre un progresismo limitado y una derecha fascinada por el poder.
El politólogo atribuye esta situación a la influencia del neoliberalismo, que ha contribuido a la despolitización y al debilitamiento de la democracia. En este marco, los progresistas se ven obligados a pactar en busca de mantener lo poco que queda de los estados de bienestar.
Con este telón de fondo político y con la participación activa de los ciudadanos en las urnas, España enfrenta una jornada electoral crucial que marcará el rumbo del país y definirá el equilibrio entre las fuerzas progresistas y las tendencias de derecha.