Después de meses de tensión, el presidente estadounidense Joe Biden decidió el lunes reunirse con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a finales de este año en Estados Unidos, pero no quiso especificar si sería en la Casa Blanca.
La propuesta de reunión, realizada la víspera de una visita a la Casa Blanca del presidente israelí Isaac Herzog, aligera la crispación entre Biden y un líder que según él encabeza “una de las coaliciones más extremistas” en medio siglo.
La primera reunión de este tipo desde Será que Netanyahu volvió al poder a finales del año pasado. Un regreso que enfureció a Washington con sus polémicas reformas judiciales y expansiones de los asentamientos judíos en territorio palestino ocupado.
La oficina del primer ministro afirmó que Biden lo invitó durante una llamada telefónica y que sería “pronto en Estados Unidos”.
“El primer ministro aceptó la invitación y se acordó que los equipos israelíes y estadounidenses coordinen los detalles”. Pero la lectura estadounidense de la llamada, publicada mucho después de la declaración israelí, no mencionaba la reunión ni la invitación.
El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, declaró a los periodistas que “han acordado que se reunirán, probablemente antes de que termine el año”, quizá “en otoño” boreal.
Pero se negó a decir si esto significaba una invitación a la Casa Blanca o una reunión en algún otro lugar. Se están resolviendo “todos los detalles, el dónde y el cuándo”, se limitó a decir.
Gobierno “extremista”
La relación entre Estados Unidos y uno de sus aliados históricamente más cercanos se ha tensado desde el regreso político de Netanyahu a la cabeza de un gobierno de extrema derecha en diciembre.
A diferencia de la visita de alto nivel de Herzog al Despacho Oval en Washington, Kirby dijo que Biden y Netanyahu llevaban “varias semanas” intentando concertar la llamada del lunes.
Están enfrentados sobre todo por la polémica iniciativa de Netanyahu de reformar el poder judicial, que ha desencadenado meses de protestas en las calles por lo que los opositores consideran un ataque a la democracia israelí.
El Parlamento israelí adoptó la semana pasada en primera lectura una medida clave de la reforma que pretende anular la posibilidad de que el poder judicial se pronuncie sobre la “razonabilidad” de las decisiones gubernamentales.
En la llamada del lunes, Netanyahu dijo a Biden que el proyecto de ley judicial se aprobaría la próxima semana y que tenía la intención de “lograr un amplio apoyo público para el resto de la reforma”, informó su oficina.
Según el resumen de la llamada divulgado por la Casa Blanca, Biden “expresó su preocupación por el continuo crecimiento de los asentamientos judíos” y “subrayó la necesidad de tomar medidas para mantener la viabilidad” de un futuro Estado palestino junto a Israel.
En cuanto a las reformas judiciales, “Biden reiteró (…) la necesidad del consenso más amplio posible”, y recalcó que “los valores democráticos compartidos siempre han sido y deben seguir siendo un sello distintivo de la relación entre Estados Unidos e Israel”, añadió el informe.
A principios de mes, Biden declaró a la CNN que Netanyahu está “intentando solucionar (…) sus problemas existentes en cuanto a su coalición”. Es “uno de los gabinetes (…) más extremistas que he visto”, afirmó.
A la pregunta de por qué no había invitado a Netanyahu, Biden contestó que Washington tiene “otros contactos”, como Herzog.
El gobierno de Netanyahu sostiene que la reforma judicial es necesaria para garantizar un mejor equilibrio de poder.
En una reunión del gabinete el lunes, Netanyahu dijo que estaban “luchando para mantener a Israel como un país judío y democrático”.
El visto bueno de Biden a una reunión con Netanyahu no significa “que tengamos menos preocupaciones sobre estas reformas judiciales, o menos preocupaciones sobre algunas de las actividades y comportamientos extremistas de algunos miembros del gabinete de Netanyahu”, aclaró Kirby.