El jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Antony Blinken, solicitó la “liberación inmediata” de todos los presos políticos en Cuba, en un comunicado publicado cuando se cumplen dos años de las manifestaciones antigubernamentales por las que han sido condenadas unas 500 personas.
El 11 de julio de 2021 millas de cubanos salieron a las calles al grito de “Tenemos hambre” y “Abajo la dictadura” en unas protestas inéditas desde la Revolución de 1959 que se saldaron con un muerto y decenas de heridos.
Más de 1.500 personas fueron detenidas, de las cuales casi 700 siguen en prisión, sostiene la oenegé Justicia 11J. Según cifras oficiales, cerca de 500 fueron condenadas a penas de hasta 25 años de cárcel.
“Reiteramos nuestro llamado a la liberación inmediata de los presos políticos injustamente detenidos e instamos a la comunidad internacional a que se una a nosotros para exigir al gobierno cubano que libere a los cientos de estudiantes, periodistas, artistas, jóvenes y otras (personas) injustamente encarceladas”, afirma el comunicado.
Blinken asegura que “el mundo no olvidará a quienes valientemente hicieron oír su voz frente a la represión extrema”.
El gobierno del presidente estadounidense Joe Biden ha impuesto sanciones y restricciones de visado a “individuos y entidades implicadas en abusos contra los derechos humanos, incluido el duro trato a los manifestantes del 11 de julio”, recuerda el texto.
Los congresistas estadounidenses han conmemorado por su parte el segundo aniversario de las protestas con una resolución bipartidista de la Cámara de Representantes y del Senado.
En ella condenan los “actos de represión y violaciones de derechos humanos perpetradas por el régimen cubano”, piden “la liberación inmediata” de todos los “detenidos injustamente y arbitrariamente” y exigen que el gobierno cubano reconozca y acate la decisión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que le considera responsable de la muerte de los activistas Oswaldo Payá y Harold Cepero.
A su llegada a la Casa Blanca en enero de 2021, Biden prometió revisar la política estadounidense hacia Cuba, pero endureció su posición tras las manifestaciones del 11 de julio.
Los intereses de China, el gran rival de Estados Unidos, en la isla han aumentado la crispación.
En junio pasado la Casa Blanca reconoció que China cuenta con una unidad de espionaje en Cuba desde hace años. Y según el Wall Street Journal, las autoridades chinas están negociando con las cubanas la posibilidad de establecer una “nueva instalación conjunta de entrenamiento militar en la isla”.
A pesar de la tensión en 2022 Washington y La Habana reanudaron las negociaciones migratorias, en un contexto de éxodo récord de cubanos.