El expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro enfrentó este jueves el inicio de un juicio en la corte electoral de Brasil, en un caso por “abuso de poder” que lo puede inhabilitar políticamente durante ocho años.
El Tribunal Superior Electoral (TSE) lo juzga por ataques proferidos contra el sistema de votación electrónica en Brasil durante una reunión con embajadores en julio de 2022, tres meses antes de ser derrotado en las urnas por el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva.
Después de tres horas de sesión, la corte, integrada por siete jueces que deben emitir cada uno su voto, suspendió el juicio hasta el próximo martes.
Bolsonaro, que defiende su inocencia, viajó por su lado a Porto Alegre (sur), donde fue arropado en el aeropuerto por decenas de seguidores y visitó una feria de transporte y logística.
“Caso Dreyfus”
En su discurso ante los diplomáticos en la residencia presidencial de la Alvorada, Bolsonaro aseguró sin pruebas que buscaba “corregir fallas” del sistema de urnas electrónicas vigente con la “participación de las Fuerzas Armadas”.
El excapitán dijo que la supuesta vulnerabilidad del sistema podía servir para manipular el resultado electoral en su contra.
Ese argumento atizó posteriormente a parte de sus seguidores radicalizados, que el 8 de enero de 2023, días después de la toma de posesión de Lula, invadieron las sedes de los tres poderes en Brasilia.
La fiscalía pidió que el exmandatario (2019-2022) sea declarado “inelegible” debido a “abuso de poder político y uso indebido de los medios de comunicación”.
El discurso, según la fiscalía, “intentó dar la impresión equivocada de que el proceso electoral es oscuro” y fue propicio a “manipulaciones”, con el “objetivo de desacreditar el resultado” electoral, destacó el juez Benedito Goncalves, en la lectura del relatorio.
Por su parte, el abogado de Bolsonaro comparó el caso al del célebre capitán judío Alfred Dreyfus, injustamente condenado en Francia a finales del siglo XIX.
“Se volvió uno de los mayores errores judiciales de la historia”, dijo Tarcisio Vieira, pidiendo que no se repita lo mismo con Bolsonaro.
El expresidente afirmó el miércoles que no hizo “ninguna crítica, ni un ataque al sistema electoral”. “Hice una presentación sobre cómo funcionaban las elecciones en Brasil”, sostuvo.
Sin embargo, se da casi por descontado que Bolsonaro, de 68 años, será condenado, dijeron a la AFP dos fuentes judiciales que han seguido el trámite.
Si no se completan los votos el martes, está prevista otra sesión plenaria, el 29 de junio. Vieira anticipó que la defensa recurrirá la sentencia ante la corte suprema en caso de condena.
De nuevo al ruedo
El expresidente ha tenido escasas apariciones públicas desde que regresó a Brasil el 30 de marzo después de residir tres meses en Estados Unidos, mientras ha mantenido reuniones con su Partido Liberal (PL), mayoritario en el Congreso.
Sin embargo, en las últimas horas dio varias declaraciones a la prensa.
Aseguró “no saber” si volvería a ser candidato a algún cargo público, aunque dejó clara su intención de mantenerse “activo” en la política y “colaborar con el futuro de Brasil”.
Aunque fuera inhabilitado, Bolsonaro podría conservar un rol de liderazgo en la derecha brasileña.
El ultraderechista perdió por una estrecha diferencia de votos frente a Lula, de 1,8 puntos porcentuales. Los partidos conservadores dominan además el actual Congreso.
Bolsonaro “tiene un gran electorado que se deja influenciar por él. Actuará entre bastidores y usará su poder de transferencia de votos e influencia en favor de candidatos”, dijo Marco Antonio Teixeira, politólogo de la Fundación Getulio Vargas.
Más casos judiciales
La del TSE será la primera de una serie de decisiones que podrían recaer sobre el exmandatario, quien enfrenta más de una decena de procesos administrativos en el tribunal electoral.
Además es objeto de cinco investigaciones en el Supremo Tribunal Federal, con penas susceptibles de prisión, incluyendo una por su presunto papel como autor intelectual de la asonada del 8 de enero.
Por su parte, el gobierno se ha mantenido últimamente en silencio respecto a los problemas judiciales de Bolsonaro.
Lejos de Brasil, Lula se dedicó el jueves a codearse con líderes mundiales en una cumbre en París y dar un discurso sobre medioambiente en un concierto cerca de la Torre Eiffel.