Mientras sigan las restricciones impuestas contra las mujeres en Afganistán, es “prácticamente imposible” que la comunidad internacional reconozca al gobierno talibán, dijo el miércoles la enviada de la ONU para ese país.
“En mis negociaciones con las autoridades de facto, soy clara sobre los obstáculos que ellos mismos han creado con los decretos y restricciones que han emitido, en particular contra las mujeres y las jóvenes”, dijo ante el Consejo de Seguridad Rosa Otunbayéva, jefa de la misión de Naciones Unidas en Afganistán (Manua).
“Los talibanes piden ser reconocidos por la ONU y sus miembros, pero al mismo tiempo actúan contra los valores clave de la Carta de Naciones Unidas”, subrayó la funcionaria de origen kirguís.
Por eso, “les hemos indicado que mientras sigan vigentes estos decretos es prácticamente imposible que los miembros de la comunidad internacional reconozcan a su gobierno”, agregó.
Estas medidas contra las mujeres, que son también “muy impopulares en la población afgana”, les “están costando a los talibanes a la vez legitimidad nacional e internacional, hacen sufrir a la mitad de la población y han dañado la economía”, agregó.
El gobierno talibán no está oficialmente reconocido por ningún país u organismo multilateral.
Desde su retorno al poder en agosto de 2021, los talibanes han vuelto a aplicar la interpretación rigorista del islam que marcó su primer gobierno (1996-2001) y multiplicaron las medidas contra las libertades de las mujeres.
El gobierno les ha prohibido acceder a la enseñanza secundaria y universitaria y las ha expulsado de las administraciones públicas. Solo pueden trabajar en ONG internacionales, aunque no en todos los sectores.
A principios de abril, esta prohibición se amplió a las empleadas afganas de la ONU, una decisión que obstaculiza las operaciones humanitarias en el país.
Desde entonces, “no hemos recibido ninguna explicación de las autoridades de facto sobre dicha prohibición ni ninguna garantía de que se retirará”, dijo Otunbayéva.
Para no poner a sus empleadas en riesgo, la misión les pide que no acudan a trabajar. Y para evitar su discriminación, también se aplica a los hombres que no tienen funciones “esenciales”.
“Somos firmes: las empleadas nacionales no serán reemplazadas por hombres, como lo han sugerido algunas autoridades de facto”, aseguró.