A pesar de que no está la banda completa, Buena Fe se las arregla para sonar completa y los temas más conocidos de su repertorio movilizan la nostalgia de muchos en esta ciudad que se ha convertido en un hogar cada vez más frecuente para cubanos.
Pero el ruido mediático no siempre es favorable. (No siempre vale aquello de que es preferible que hablen, aunque sea mal).
Algunas voces de activistas en las redes sociales y la mayor parte de la prensa digital que se opone abiertamente al Gobierno cubano, lleva años dirigiendo su enconada atención contra Buena Fe e Israel Rojas, acusados de ser incondicionales y cómplices del “régimen” o la “dictadura”.
Esta vez la propaganda logró disuadir a algunos empresarios que prefirieron no arriesgarse a tener que lidiar con espectáculos paralelos en sus salas: fue así que un par de conciertos de la gira fueron cancelados.
Israel Rojas ha denunciado que, como artistas, están sufriendo un linchamiento mediático por razones políticas en un ambiente en que debería primar el respeto a la libertad de expresión. Artistas cubanos como Silvio Rodríguez, instituciones culturales como el Instituto Cubano de la Música y el propio presidente de Cuba se han pronunciado en su defensa.
Casi una década después, la apertura mental, el avance de la tolerancia en cuanto a la diversidad política que permitieron en su día actuaciones de Buena Fe en Miami, parecen hoy imposibles.
¿Qué es lo que ha pasado en España en los últimos días con Buena Fe?
En síntesis: nosotros en el año 2020 teníamos vendidos dos Galileo Galilei con el disco Carnal. Llegó la pandemia, naufragó ese proyecto. Todavía había gente que tenía la reservación desde aquella fecha.
Con esa deuda, sabiendo que teníamos ese público esperando, se convocó a hacer un concierto aunque no con toda banda, sino solo cuatro de nosotros: Maikel Pérez, Ernesto Cisneros, Yoel Martínez y yo. La fecha era el día 12, el 13 en Bilbao y luego a partir de ahí un grupo de fechas que incluían Barcelona, Zamora, Salamanca, Cáceres y Ginebra en Suiza.
Previo a los conciertos (de esto me enteré después) un activista que adversa al Gobierno cubano comenzó a convocar un boicot contra el concierto a través de Twitter. Yo puedo entender la necesidad de alguien de protestar por nuestra presencia o porque nos asocia como afines a la política del Gobierno cubano, o lo que sea. Pero espero que cumpla lo que está establecido, que es pedir un permiso, supongo. Es su libertad de expresión, pero sin afectar a los otros, a los que quieren escuchar nuestra música. Porque no está de más decir que los conciertos nuestros no son mítines políticos, ni se habla de nada de eso; son conciertos de concordia, paz; donde hablamos de amor y desamor; donde hay cumbancha, alegría, y deseos de pasarla bien.
Entonces estos señores tuvieron la “buena idea” de publicar en redes sociales que iban a ir al concierto y formar un lío. Lo publicaron con tiempo y amenazaron en sus redes sociales con tirar huevos y cosas así.
Llegó la fecha del concierto, nosotros llegamos al teatro. (Yo estaba totalmente ajeno a todo esto. Me he enterado después). La sala repleta. La gente preciosa; niños en el concierto, personas mayores, gente de todos los colores y los sabores, españoles, cubanos, de derecha y de izquierda… Gente a la que le gusta la música.
Comenzó el concierto. Entre la primera (“Soy”) y la segunda canción (“Cámara lenta”) hubo algarabía de alegría; y entre la segunda y la tercera (“Bolero sangriento”) la algarabía se prolongó y resulta que uno de estos caballeros estaba gritando mi nombre.
Al principio pensé que, como suele ocurrir, me estaban pidiendo una canción, o algo así. Pero luego escuché consignas políticas… Eso duró 10 segundos. Todo eso ocurrió frente a la barra del bar, al fondo del salón, detrás de la consola de sonido. Yo no podía ver nada allí. Pero percibí un jaleo. No supe bien qué fue lo que pasó, pero escuché a la gente gritando “qué lo saquen, que lo saquen” y cuando vi empujadera y gente en el suelo, traté de disuadir; dije que el concierto no era para eso; que, por favor, estábamos ahí por la música; que no importaba si la gente era de derecha o de izquierda; que aquello era para pasarla bien. Porque alguien del público, cerca del escenario, me dice que el lío era político, que no hiciera caso y siguiera.
Entonces es cuando alerto a los asistentes y pido tranquilidad. Después nos pegamos dos horas de concierto. Supe luego que vino la policía, que entraron al concierto y se quedaron. Al final me pidieron autógrafos y dijeron que la habían pasado bien.
Cuando todo terminó fue que supimos bien la historia: esos señores trataron de formar un guirigay y salieron celebrando. Es la primera vez que veo que una persona “víctima” de violencia sale contento. Porque consiguieron lo que fueron a buscar: la provocación y el enfrentamiento.
¿Había alguna posibilidad de que se pudiera prever una situación como esa?
No sé.
¿Ustedes como artistas no tienen un poco de responsabilidad en atender este tipo de situaciones que se pueden dar?
¿Cómo lo haces?
Me estás contando que había amenazas desde mucho antes; que anunciaron que lo harían…
Eso lo supe luego. Pero de todas formas estoy convencido de que ni siquiera el éxito del concierto podía evitar que ese incidente quedara como lo más importante. Estaba listo el altavoz de las plataformas digitales que nos atacan. Las dos horas de concierto, los conciertos que hiciéramos, todo, puede quedar opacado en comparación con ese enorme altavoz. Convirtieron en una gran noticia el incidente en la Galileo Galilei.
¿Qué hacer para prepararse ante esa posibilidad?
No puedes salir al escenario a darle amor a la gente y estar preocupado porque pueda darse una situación. Vas confiando en los rostros que vas viendo, de gente contenta, que quiere oír tus canciones. Yo no puedo salir a un concierto pensando en “la tuya por si acaso”; no puedo salir a un concierto pensando, “¿y si me tiran una cosa?”. Son los riesgos de hacer este trabajo.
Yo salgo a lidiar con mis canciones, que además son largas y muchas son nuevas. Trato de hacerlas lo mejor posible para que la gente se vaya feliz.
Y en el futuro, ¿tomarás alguna acción preventiva?
A partir de ahora, todo el que organice un concierto de Buena Fe, en Europa o en cualquier parte del mundo, lo va a hacer con la convicción de que va a tener que enfrentarse al ataque despiadado, que fue lo que pasó con Salamanca y Zamora.
En Barcelona, no. En Barcelona sucedió que el día del concierto coincidía con la final de la Liga de fútbol. Era posible que el Barça ganara, y ganó. Y en el local iban a reunirse los fanáticos. Los dueños del lugar pidieron posponer nuestra presentación. La interpretación que hicieron todas estas plataformas fue que había habido cancelación, pero no es cierto.
En nuestra anterior entrevista estaban preparándose para actuar en Miami, y ahora resulta que se vuelve un problema actuar en España. ¿Qué ha cambiado, qué ha pasado en este tiempo?
Este es otro planeta y es otra Cuba. Aquel era otro país, todavía esperanzado. La llegada de Obama fue la llegada de muchas cosas en Cuba y la Florida, donde esta parte de la nación cubana, que está dondequiera que los cubanos estén.
Hoy somos una nación atravesada por la aparición del soft power que ha difundido un pensamiento radicalmente divisorio, confrontacional, no dialogante, plattista, macartista, fascista incluso.
¿No ha cambiado Buena Fe? ¿Tú mismo no te has radicalizado en alguna medida?
Cómo no voy a cambiar. Es imposible que en este contexto uno no tome partido.
¿Hacia dónde has cambiado?
Creo que soy más tolerante, más dialogante. Estoy más informado que antes. Antes era más ingenuo e inmaduro. Mis opiniones eran más ligeras. Hoy soy padre de tres hijos. Hoy tengo heridas que antes no tenía. Hoy he visto la cara de la intolerancia. Y la cara de la intolerancia macartista y plattista es muchas veces peor que la burocrático-comunista. Lo digo con absoluta certeza. El silenciamiento, el asedio, la tergiversación de estas plataformas es enorme y no paran hasta conseguir que tú digas lo que ellos quieren.
En tu caso, ¿qué crees que ellos quieren que digas? ¿Hay alguna forma de “redimirte” frente a las plataformas de comunicación que te atacan?
La supuesta “redención” no va a depender de mí. Va a depender del cambio de época. No se dialoga con el que claudica, sino con el que sostiene una posición. Si sobrevivimos a todo esto, cuando llegue el tiempo de los cambios, tendrán que decir “¡caramba, no estabas tan equivocado!“. ¿Qué defiendo yo? No solamente Buena Fe, que lo hace en sus canciones. Sino yo, ¿qué defiendo yo?
Cuando en Cuba casi nadie hablaba de eso yo insistía en la necesidad de la diversificación de la propiedad en Cuba. “No me regales más nada, déjame ganármelo yo” era un llamado ante la necesidad de un sector privado robusto. Y fíjate que yo entonces era un hombre bastante ingenuo, pero con mis rudimentos, sentía que lo que necesitaba el país era eso. Intuía que había que buscar formas más eficientes, que había que desatar las fuerzas productivas, que no podía ser el Estado el protector de todos los destinos de todo el mundo.
¿Dentro de Cuba tuviste problemas cuando dijiste esas cosas?
Por supuesto.
¿Los tienes hoy?
No, porque esas ideas triunfaron. Están aplicándose. Defiendo un sector privado robusto, mientras sigan en manos del Estado las cosas más importantes para garantizar la posibilidad de un Estado socialista en el que creo. Defiendo una relación orgánica de la nación con su emigración. Te lo dije en aquella primera entrevista, y que no solo fuera a través de los canales del Minrex, sino a través de la sociedad civil, de organizaciones como la Sociedad Cultural José Martí, donde tuvimos aquel diálogo.
Hay que buscar las maneras de llegar con un mensaje de amor, de reconciliación, de paz, de sanación entre la nación y la emigración, porque lo otro que queda es el fascismo, la radicalización. Que se vuelva costumbre tratar de explicar cosas complejas de formas simples. Esa simplificación puede llevarnos a la sangre, a la violencia, a la guerra civil.
Eso defiendo. Por eso mi apoyo, a pesar de cualquier cosa, a Carlos Lazo, que es mi hermano. Hay gente que me dice, ¿tú vas a apoyar a Carlos Lazo, que ha dicho abiertamente que no es socialista? Eso no me interesa. Lo mío es el fuego, no la antorcha.
Ahora lo que necesitamos es una economía robusta, conseguir sobreponernos al bloqueo, ser capaces de buscarle la vuelta, de tender puentes de amor, que la emigración comprenda que no es Cuba el obstáculo para convivir en felicidad…
Pero lo ha sido…
Creo que sí, pero hay que lograr romper las barreras que impiden que cualquier emigrado pueda tener una relación normal con su país. Hoy el panorama es muy distinto. Hoy tenemos mucho más reconocimiento de derechos a los emigrados. Incluso algunos de esos derechos traen nuevas contradicciones: hoy un cubano se va de Cuba y su vivienda sigue siendo suya. En el barrio de mi madre el 60 % de las viviendas están vacías, habiendo necesidad de vivienda.
La vida sigue y van surgiendo nuevos problemas. Yo creo, sin embargo, que esa fue una medida correcta. O esto que acaba de pasar de la ampliación de la validez de los pasaportes y la disminución de su costo. Espero que no demore mucho para que la prohibición de entrada por ocho años a los cubanos que desertaron de una misión, sea levantada. Es algo muy lacerante y le hace daño a la nación, porque le hace daño a la familia; al que se va y al que se queda.
Defiendo que en Cuba no debe haber censura. He salido en defensa de artistas que han sido censurados. Yo defiendo el derecho a la protesta. Lo he dicho públicamente. He estado con Silvio cuando ha dicho que es necesario crear un marco regulatorio en el cual se ordene el derecho a protestar.
Hay un tema muy sensible: los presos tras las protestas del 11J. Ya no solo los actores habituales que adversan al gobierno los califican como “presos políticos”. Es un tema de primera importancia en la agenda de, por ejemplo, quienes fueron al concierto de Buena Fe a protestar contra ustedes. ¿Qué piensas sobre esto? ¿Es justo mantener condenas tan severas a estas personas?
Cuando ocurrieron las protestas del 11J hice un post —que, por supuesto, nadie amplificó— en el que decía que lo necesario para nuestro país en aquel momento era la liberación de todos los detenidos.
Visto lo visto después, creo que todo aquel que haya cometido un acto de violencia, que haya destruido la propiedad pública y haya cometido actos de vandalismo debe cumplir lo que está establecido en la ley. Cualquier otra persona que esté privada de libertad por una cuestión de pensamiento, o diferencia ideológica… ¿Cómo puedo estar de acuerdo con que esa persona esté cumpliendo condena?
¿Existen presos en esa situación?
Que yo conozca, no. Y no voy a hablar de algo que no conozco. Si alguien me la hace saber… Podrán decir que no la conozco porque no quiero. No es así. Yo no estoy en todas. Soy un ciudadano común que tiene que lidiar con los muchos problemas que hay en Cuba, que tiene tres hijos, una banda que dirigir, unos conciertos que hacer. No estoy al tanto de todo lo que ocurre con los activistas que adversan al gobierno cubano.
Pregúntame por mi colaboración con el Centro Memorial Martin Luther King, con varios programas sociales en los que participamos; pregúntame por nuestra colaboración con Puentes de Amor, que no es poco el trabajo que muchas veces eso genera.
Yo no soy el dueño de todas las verdades. Yo soy un tipo como otro cualquiera y no conozco esos casos. Si los conociera estaría de acuerdo con que esas condenas fueran reevaluadas y estoy más que de acuerdo con que esas personas salgan en libertad. Y que además no sea una precondición que cambien de opinión o de ideas ni nada por el estilo.
Cada día debe haber más espacio para que todo el mundo, piense como piense, tenga participación en la sociedad. Es lo que me gustaría ver. Sin desconocer que hay una agenda, financiada desde fuera de Cuba, para fomentar una especie de quinta columna que se alinee con los intereses del bloqueo, de meterle más problemas a la sociedad cubana. Sería deshonesto si no digo lo que veo de un lado y de otro. Y también pienso que todo Estado tiene derecho a defenderse. Esto no es a lo mejor lo que otros quieren escuchar, pero es lo que yo tengo que decir.
Silvio Rodríguez ha escrito por estos días, a tenor de estos sucesos, sobre “las preguntas indóciles que Buena Fe lanza al aire”.
Silvio, por fortuna, todavía escucha nuestros discos. El que escucha el disco Carnal, y en particular “La Catrina”… Es que algunos no quieren escucharlo.
“La Catrina” es una canción durísima contra la corrupción. Porque para mí todo aquel funcionario público, todo aquel que hoy malversa o mal administra los recursos que son para el bienestar de todos en una época de crisis económica tan cruda… Todo aquel que se permita salir en las redes sociales especulando riqueza, pompa…
Incluidos los familiares de altos dirigentes.
Quien sea. A todo aquel que tenga un cargo y olvide lo que representa la ética de la Revolución, que siempre ha sido la austeridad, y echar pie en tierra con el último de la cola… Para ese “que venga La Catrina y que le dé su amor”. Porque eso es una falta de respeto. Cualquier acto de ostentación de ese tipo es indigno y es aún peor en este momento.
Para que nadie quiera encaramarse en zancos
Como corrupto y ladrón de «cuello blanco»
Antes que ahora se vuelva después
La niñez, la vejez
Tengan blindaje contra insensatez
Y el apetito del abusador
Y si persiste el surtidor de dolor
Pues
Que venga la Catrina y que le dé su amor
Esas son las “preguntas indóciles” que nosotros seguimos lanzando, las nuestras, no las de la agenda mediática que nos quieren imponer desde fuera. Nosotros trabajamos para el aquí y el ahora; tal vez por eso que se nos siguen llenando de personas jóvenes los conciertos.
Y esa es otra línea de mensaje contra nosotros: que no nos oyen. Absolutamente falso. Acabamos de dar una gira nacional. Todas las plazas estuvieron llenas, cantando las canciones de nuestros dos últimos discos.
Tienes en Morada un tema que dice que “las mejores canciones son las más viejas”…
Sí, pero esa la canción, “Las más viejas”, dice:
Claro que es falso y semeja un cadalso
Donde ajustician de nuevo a lo nuevo.
Antipático halago,
Coja lisonja y elogio de hielo.
Probatoria de buena memoria
Y aunque embuste, ¡Qué bien que te guste!
La falacia más bella mundo
Socorrida mentira que repetirás.
Es algo que a los cantautores nos pasa mucho. Si tú ves ahora a Ismael Serrano o al propio Silvio. Ellos seguro van a querer cantar la última canción que hicieron. Se la vas a escuchar por respeto pero luego vas a querer que cante la que tú te sabes, la que forma parte de tu acumulado emocional.
Esa canción abre el disco Morada.
En esa canción desarrollas una comparativa entre lo viejo y lo nuevo, y Cuba lleva muchos años en eso. Con una dirección institucional, con un liderazgo viejo. Incluso en esta época en la que se pondera mucho la continuidad, se sigue arrastrando esa vejentud y lo nuevo no acaba de nacer. Hay varias generaciones de cubanos que no pudimos participar de posiciones de liderazgo en Cuba. ¿Cómo lo ves?
Bueno, de hecho no son pocas las personas que me han propuesto participar en cargos; pero a mí me encanta lo que hago y creo que desde ahí soy bastante útil. Mientras mi canto le guste todavía a la gente y sigan yendo a los conciertos, seguiremos hacia delante.
Pero nuestra generación no es protagónica…
Perdimos a mucha gente útil y buena que pudo haber aportado ideas novedosas y también sus propios errores que eran los que le tocaban en su propia generación; para que la que viene atrás crezca y la supere. Sin duda alguna hay una brecha, irrecuperable.
Con la nueva Constitución hay términos para los cargos que deberán verse más temprano que tarde. Y tengo esperanza de verlo. Cuando hablo con universitarios, les digo eso, Díaz-Canel está en el último mandato. Eso mismo va a pasar con la mayoría de los dirigentes, y habrá que ir preparando a los que vienen detrás.
¿Y qué pasa si esa gente se está yendo de Cuba? ¿Qué hacer para retener a esos jóvenes o para atraer a los que se fueron?
Todo eso pasa por lo económico. Nos estamos jugando la nación. Veo también a mucha gente joven, muy buena, que se está quedando; pero están muy comprometidas con el destino del país. La experiencia que veo en el Centro Martin Luther King Jr, con el centro de formación de jóvenes, de gente que viene de credos que no son los ortodoxos, no es el clásico militante de la UJC.
Hoy hay otra manera de pensar Cuba, de esa gente que se está ganando ser la vanguardia. La idea de que la vanguardia iba a venir de la UJC, ya no es así. Hay gente que son de la UJC que son vanguardia, pero también hay gente mediocre. Y hay otras fuentes de liderazgo que están surgiendo. Trabajo con ellos y me da mucha esperanza conocerlos.
¿Se quedarán en Cuba?
Ojalá, ojalá se apasionen. Yo me quedé en Cuba por pasión. Nosotros hace muchos años, si hubiéramos querido, nos habríamos radicados en México o Argentina. Porque tuvimos la propuesta; aquí en España tuvimos la propuesta. Pero a mí me apasiona la realidad cubana. Siento que mis canciones nacen y crecen gracias a que vivo esa realidad. ¿Se quedarán en Cuba esos muchachos que están hoy entusiasmados, abriendo un emprendimiento, o dirigiendo procesos a nivel de base o liderando una comunidad? Ojalá.
Hay que estar muy preparado para esa otra experiencia que espero que suceda, que será el mejoramiento de las condiciones económicas y materiales de Cuba, y el regreso de mucha gente que vino para estas sociedades, pensando que iban a realizar sus sueños y no los van a realizar. Y de esas muchas personas habrá quien regrese con ganas de aportar, con mucho conocimiento, con otras visiones del mundo.
Necesitamos gente que haya tenido la experiencia de vivir otra realidad, que tenga otra visión, que entienda lo que es el frío y el calor. Que tenga otra manera de comprender la belleza, la cultura del detalle, porque llevamos mucho tiempo en que la chapuza parece que tienen swing; pero no tiene, es chapuza.
Recuerdo que entre 2016 y 2017 regresaron a Cuba cerca de 12 mil personas que se repatriaron. Estoy completamente convencido de que si nosotros sobrevivimos este año y el año que viene el país lo asume con una mejor condición económica, va a haber mucha gente que va a regresar. Eso espero, tengo esa fe.
Sé que va a haber gente que se va a seguir yendo también.
Que regresen no solo aquellos que no lograron cumplir sus sueños. Es bueno que puedan regresar también los que encontraron éxito.
Muchas de las personas que están regresando hoy lo están haciendo porque cumplieron su sueño y tienen capital para invertir. Puede haber ido para Houston, Miami o Madrid, pero siempre son cubanos.
Tengo la experiencia en mi familia: un pariente que se fue para Hungría, saltó para Alemania, regresó a Cuba. Vino en el último vuelo que salió de Alemania cuando empezó la pandemia; es de Baracoa, pasó la pandemia en Baracoa, se reincorporó a Salud Pública y acaba de irse a Venezuela a cumplir misión.
La cantidad de cubanos que en la misma Venezuela u otros países se han reinsertado en las brigadas médicas, viviendo allí. Han caído prejuicios que, para mí, es maravilloso que haya pasado, para conseguir una comprensión distinta de la cubanidad.
Habrá cubanos que regresen y tengan vocación política y espero que no encuentren obstáculos para participar en la vida política del país. Sin estigmas.
Ahora, no te quepa la menor duda de que la gente que está abriendo mipymes en Cuba cuenta con capital repatriado. ¿Nosotros necesitamos eso? Nosotros necesitamos eso por miles. Nosotros necesitamos que cada cubano al que le vaya bien piense en cómo ayudar a desarrollar su país.
Sería maravilloso; pero, lamentablemente, si las plataformas mediáticas financiadas siguen levantando odios, generando antipatía, lo veo difícil. Es más cuesta arriba.
Pero no debería ocurrir que se vuelva el argumento para posponer cosas, o hacer cambios de a poquito, de “sí, pero no tanto”.
Estoy de acuerdo, pero la percepción que tengo es que hoy las cosas están pasando en Cuba más rápido que antes. Por ejemplo, el Código de Familias es un proceso tan revolucionario, tan progresista, ya nadie lo tiene en discusión. La gente se casa, y es absolutamente normal, sin importar que sean del mismo sexo. Y nadie está molesto por que se dirima en un tribunal que una abuela se va a quedar con la custodia de un hijo de unos padres que no lo atienden.
Lo que ha pasado con los pasaportes, que se estaba discutiendo desde hace tiempo, es otro ejemplo. O la aprobación de las mipymes y la ampliación de los marcos regulatorios. Antes el trabajo por cuenta propia estaba regulado por las actividades económicas que se podían hacer; ahora solo se define lo que no se puede hacer.
He colaborado con Oniel Díaz, de Auge, sobre el tema de las mipymes y, aunque hay mucho que mejorar en materia tributaria, las fórmulas para abrir una empresa son bastante estándares, parecidas a las de cualquier lugar del mundo. Todo eso ha cambiado.
Dentro de todos esos cambios, la Tarea del Ordenamiento nos ha afectado a todos, estamos viendo un renacer de una especie de CUC, ahora como moneda electrónica, MLC, y bastante devaluada; los salarios destruidos, una enorme inflación, desabastecimiento…
Creo que todos estamos de acuerdo en que la Tarea Ordenamiento se debió hacer antes, en una mejor condición económica. Cualquier cubano que tenga dos dedos de frente se da cuenta de que se hizo rápido y mal; quizá para culplir con los plazos del Congreso del Partido. Se hizo en el peor momento.
Estoy seguro de que los que lo hicieron no pensaron que iba a salir así. Pero estoy de acuerdo contigo, nos hemos afectado todos, ha sido nefasto, ha generado situaciones bastante comprometidas de la economía. Ha generado pobreza, pobreza en ocasiones escandalosa.
Yo voy a todo el país y me da mucha tristeza ver regiones verdaderamente pobres. La pobreza siempre entristece pero cuando es con tu gente, mucho más. Es cierto. Ojalá todo lo que se está haciendo nos saque del atolladero y se cree un marco jurídico que sirva a la complejidad económica que necesitan todos los actores para que el país avance.
El economista Oscar Fernández me dijo una vez que la economía de un país generalmente funciona como un bosque. Para que lleguen a verse los grandes árboles, tiene que haber debajo helechos, musgos, insectos, todo eso es lo que crea el ecosistema para que el bosque esté sano y sea sustentable.
Ojalá esté surgiendo eso en Cuba: los musgos, los helechos para que los robles y la palma acaben de echar pa’ arriba. Es lo que más deseo.
Vamos a hablar de música, del disco Morada, el decimotercero… Has dicho que versa sobre los universos cotidianos.
Morada es el disco de la pandemia; el disco de las experiencias de la pandemia. Fue como descubrir el pequeño mundo de las cotidianidades, de las bellezas cotidianas. Los hijos, la pareja, la suegra. La preocupación por la familia y también por los amigos; extrañar los conciertos y las cosas que te apasionan. Leer los libros que tenías pendientes, ver las series que quisiste ver antes y no viste. Meterte en candelas que pensaste que no te ibas a meter como la “locura” de apoyar a Carlos Lazo; o abrir un espacio en Habana Radio y que ese espacio fuera para mí tan liberador.
Fue una etapa de mucho crecimiento, de mucho temor; fue la etapa en que perdí a mi papá también. Pasaron muchas cosas que tienen que ver con la morada.
Entonces el disco va por ahí, por ver nuestra casa común, que es el planeta; ver esa casa común que son las canciones, la familia; ver los afectos y los amigos.
Todas las canciones van tratando de ir tejiéndose. Son como cuentas de un collar que están atravesadas por ese concepto de la morada. Creo que es el mejor de los discos que hemos hecho hasta hoy. Y mira que para mí Sobreviviente es muy buen disco, pero Morada es un disco entrañable. Le tengo un cariño especial.
Me da mucho gusto cantarlo en vivo, y me lastima mucho que esta polarización esté dificultando que la gente lo conozca.
La gente dice: “Es que ya no son lo que eran antes”. Y yo les pregunto: “¿Ya escuchaste el disco?». “Escucha el disco, hazme caso. No te pido que te enamores de él, solo te pido que entres a ese universo creativo. Que veas lo que hicimos, que veas el trabajo de jóvenes arreglistas. Que te rías con ‘El hipopótamo’, que pienses en tu familia cuando escuches ‘Morada’, que pienses en tus amigos cuando escuches ‘Siembra’. Solo te pido eso”.
Es un disco de conciliación, es un disco de amor, hecho en el período en el que nunca estuve más sometido a ataques mediáticos, a linchamientos y lo que me salió fue un disco de amor, cálido, noble. Yo vivo muy contento de ese material.
Para mí fue una prueba. Hubo momentos en que me decía que no iba a poder escribir después de estas experiencias tan feas, tan duras, de traiciones. Sentí miedo de transformarme en una persona envenenada, a la defensiva. Nunca he sido una persona a la defensiva.
Te escuché decir en una entrevista hace un par de días que te sientes solo.
Sencillamente he hecho lo mismo que ha hecho Sabina en su tiempo, Silvio en su tiempo. Esos son mis paradigmas, intelectuales que se comprometieron con su realidad y no se callaban. Releo las entrevistas de Pablo de los años 80, de los años 90; todo lo que ha dicho, cuando estuvo a favor, cuando no lo estuvo, y lo admiro, admiro su valentía, su honestidad. Aunque pueda o no estar de acuerdo con él, lo admiro. Lo mismo me pasa con los cantautores de mi generación, los menos mediáticos que, cuando se expresan, lo hacen con un compromiso tremendo con su realidad. La gente de La Trovuntivitis habla de los problemas de Villa Clara en sus canciones. Eso es lo que yo soy.
Entonces la vida me pone en este colimador. Si crees que alguien va a romper lanzas por ti, estás mal. Si eso pasa, que te sorprenda; pero no lo esperes.
Te salva el público.
Me salvan mis canciones y la honestidad con que asumo el performance del concierto. Me da mucho gusto que en el último concierto hubo gente que fue a verme y me dio un abrazo y me dijo: “Yo no pienso igual que tú, pero no te imaginas lo que yo necesitaba esto”.
Ya eso pa’ mí es el Grammy que alguna vez tuve ilusión de tener y luego me di cuenta de que no era por ahí, para mí no iba a ser nunca por ahí. Ese es el premio verdadero, cuando siento que mi música toca, alimenta, salva, transforma, mejora, alivia, cura o hace llorar con un llanto reparador.
Me salva ver a los chamas cantando “El hipopótamo”, una canción que ellos todavía no entienden del todo, pero que les resulta agradable y los padres con su cara socarrona saben de lo que estamos hablando. Entonces soy feliz, y es brutal.
Pasa de todo, lo que dicen de uno, los ataques mediáticos. Pero la gente vuelve a escuchar las canciones. No lo digo yo, lo dice Spotify; no lo digo yo, lo dicen nuestros canales dedistribución.
Fíjate si los ataques son trucados y mentirosos. Hubo una publicación de todas estas plataformas que decía por no sé qué estadística que nosotros éramos los artistas que más habíamos perdido en plataformas digitales. Es totalmente falso.
¿Será que le das mucha importancia a esas plataformas?
Yo no le doy importancia, no las leo. Hay un mundo más allá de eso; un mundo de cosas preciosas, de gente maravillosa por conocer, de causas bonitas. Cuba todos los días cambia y conocer esa Cuba es alimento para hacer las mejores canciones que todavía no he escrito.
Pero aunque no les dé importancia no puedo negar que eso está ahí, lo consumen mis vecinos. Yo he bajado con mis hijas al parque y se han acercado y me han dicho: “Oye, ¿es verdad que tú dijiste que nosotros somos anormales?”.
Yo no soy un hombre de ofender y me disculpo una y mil veces con todo el que crea que yo le dije anormal. Yo lo que dije fue, en una directa con Virulo y Carlos Lazo, que mis canciones tributaban a la construcción de puentes de amor entre los seres humanos, y que no podía entender que alguien me pudiera acusar de que mis canciones tributaban a la violencia. Y decía que quien lo ve así es un anormal.
¿Te arrepientes de esa palabra?
Me arrepiento de haberme regalado así, porque honestamente lo dije distendido, descuidado. No lo dije pensando en la repercusión que podía tener; no me di cuenta de que el ataque a Carlos Lazo era tan agudo, y que lo que yo estaba haciendo iba a ser un daño colateral, más jugoso, que todo lo hermoso que se habló en la directa. Uno aprende a patadas.
Por eso te decía cuando me preguntabas qué ha cambiado en mí: las heridas. Hay gente a la que le puedes explicar; pero hay tanto veneno, es tanta la necesidad de odiar. Necesitan culpar a alguien, y a quien tienen a mano para culpar, a este que le dijo “anormal” y estas plataformas le dedicaron tiempo.
Has mencionado varias veces a Carlos Lazo. ¿Quién es para ti?
A Carlos Lazo “lo siento como hijo y como un padre, según qué pasión le enciende, según qué perro le ladre”.
Carlos es mi hermano, es un tipo al que le tengo un cariño muy especial. Porque comprendo los peligros a los que se enfrenta por decir lo que dice. Porque creo que su historia personal es lo suficientemente interesante, disruptiva. Y es tan amoroso, que parece que es mentira. Es inverosímil que alguien pueda ser así, y por eso lo atacan tanto. Por eso es tan fácil de manipular, porque el que no tiene la altura de Carlos, siempre va a tratar de arrastrarlo al enanismo de sí mismo.
Si me van a matar, que me maten a lado de gente así. Si me van a matar, que me maten ayudando a la gente cuando pasó el huracán, con los del CIGB poniendo techos. Si me van a matar, que lo hagan por cosas que hago sin necesidad de publicidad.
Ya me quedé en Cuba, esa es mi verdad, todo lo que hago es para que mis hijos vean que hay otra manera de conseguir felicidad, que no es solo tener, que es participar, poner el hombro por el otro. Eso fue lo que me enseñaron mi papá y mi mamá.
Es complicado, porque vivo de vender canciones, en una época en que no puedo escapar a esta confrontación, que se ha vuelto tan ácida, tan cruda. Y a veces temo que una cosa sepulte a la otra; a veces temo que estos líos hagan que la gente no llegue a Morada, no llegue a encontrar en esas canciones su riqueza, su belleza. Y viendo a gente que se cura con ellas, me lastima que haya personas que no entren por prejuicios y se las pierdan.
Fuente: https://oncubanews.com/cultura/musica/israel-rojas-lo-mio-es-el-fuego-y-no-la-antorcha/