Más de la mitad de los mayores lagos y embalses del mundo están menguando y ponen en peligro la seguridad hídrica de la humanidad, siendo el cambio climático y el consumo insostenible los principales responsables, según un estudio académico publicado este jueves.
“Los lagos están en peligro en todo el mundo, y esto tiene implicaciones a gran escala”, dijo a la AFP Balaji Rajagopalan, profesor de la universidad estadounidense de Colorado Boulder y coautor del estudio, publicado en la revista científica Science.
“Realmente nos llamó la atención que 25% de la población mundial vive en una cuenca lacustre que está en una tendencia decreciente”, continuó, lo que significa que unos 2.000 millones de personas están afectadas por los hallazgos.
A diferencia de los ríos, que tienden a acaparar la atención científica, los lagos no están bien monitoreados, a pesar de su importancia crítica para la seguridad del agua, dijo Rajagopalan.
Sin embargo, las catástrofes medioambientales en grandes masas de agua como el mar Caspio y el mar de Aral señalaron a los investigadores la existencia de una crisis de mayor envergadura.
Para estudiar la cuestión de forma sistemática, el equipo, que incluía a científicos de Estados Unidos, Francia y Arabia Saudita, analizó los 1.972 lagos y embalses más grandes de la Tierra, utilizando observaciones de satélites entre 1992 y 2020.
Se centraron en las masas de agua dulce más grandes debido a la mayor precisión de los satélites a gran escala, así como por su importancia para los humanos y la vida silvestre.
603 kilómetros cúbicos menos de agua
Su conjunto de datos combinó imágenes de Landsat, el programa de observación de la Tierra de mayor duración, con la altura de la superficie del agua tomada por altímetros satelitales, para determinar cómo varió el volumen de los lagos durante casi 30 años.
Los resultados: 53% de los lagos y embalses experimentó una disminución en el almacenamiento de agua, a una tasa de aproximadamente 22 gigatoneladas por año.
Durante todo el período estudiado, se perdieron 603 kilómetros cúbicos de agua, 17 veces el agua del lago Mead, el embalse más grande de Estados Unidos.
Para averiguar a qué se debían estos fenómenos, el equipo utilizó modelos estadísticos que incorporaban las tendencias climáticas e hidrológicas y distinguían los factores naturales de los de origen humano.
En el caso de los lagos naturales, gran parte de la pérdida neta se atribuyó al calentamiento climático y al consumo humano de agua.
El aumento de las temperaturas provocado por el cambio climático favorece la evaporación, pero también puede reducir las precipitaciones en algunos lugares.
“La señal climática afecta a todos los factores”, afirmó Rajagopalan.
El autor principal, Fangfang Yao, profesor visitante en la Universidad de California en Boulder, añadió en un comunicado: “Muchas de las huellas humanas y del cambio climático en las pérdidas de agua de los lagos eran desconocidas hasta ahora, como las desecaciones del lago Good-e-Zareh en Afganistán y del lago Mar Chiquita en Argentina”.
Pérdidas también en regiones húmedas
Un aspecto sorprendente fue que los lagos de las regiones húmedas y secas del mundo están perdiendo volumen, lo que sugiere que el paradigma de “lo seco se vuelve más seco, lo húmedo más húmedo”, que se utiliza con frecuencia para resumir cómo afecta el cambio climático a las regiones, no siempre se cumple.
Se detectaron pérdidas en lagos tropicales húmedos de la región del Amazonas, así como en lagos del Ártico, lo que demuestra una tendencia más extendida de lo previsto.
Sin embargo, aunque la mayoría de los lagos del mundo estaban menguando, casi una cuarta parte experimentó un aumento significativo de su almacenamiento de agua.
Esto abarca la meseta del Tíbet, “donde el retroceso de los glaciares y el deshielo de suelos permanentemente helados impulsaron parcialmente la expansión de lagos alpinos”, según el estudio.
Hilary Dugan, una científica que estudia los sistemas de agua dulce en la Universidad de Wisconsin-Madison y que no participó en el estudio, dijo a la AFP que la investigación avanzó en la comprensión científica de la variabilidad del volumen de los lagos, que es de “enorme importancia”.
Es “único porque se enfoca en lagos específicos e informa la cantidad de agua como un volumen”, dijo.
Pero agregó: “Es importante tener en cuenta que muchos suministros de agua provienen de pequeños lagos y embalses” y las investigaciones futuras también deberían considerarlos.
A nivel mundial, los lagos y embalses de agua dulce almacenan 87% del agua dulce líquida del planeta, lo que subraya la urgencia de nuevas estrategias para el consumo sostenible y la mitigación del cambio climático.
“Si una buena parte de los lagos de agua dulce se están secando, el impacto te llegará de una forma u otra, si no es ahora, será en un futuro no muy lejano”, concluyó Rajagopalan.