Con cierto optimismo, pero con cautela: así es como el líder indígena brasileño Olimpio Guajajara ve al gobierno de Luis Inácio Lula da Silva, que ha prometido defender los derechos de los pueblos originarios y combatir la deforestación en la Amazonía, disparada durante la gestión de Jair Bolsonaro.
Para Guajajara, líder de los Guardianes de la Selva, que patrullan su territorio en el estado de Maranhao para impedir la tala ilegal, el izquierdista ha dado buenas señales en los primeros meses de su tercer mandato, como la retomada de la demarcación de las reservas indígenas.
Pero mantiene una cuota de desconfianza por “daños” que su administración les causó en el pasado, dijo en una entrevista con la AFP durante el 19º encuentro nacional de indígenas en el Campamento “Terra Livre” en Brasilia esta semana.
PREGUNTA: Lula, en el poder desde enero, prometió combatir la deforestación y devolver protagonismo a los indígenas en el tema ambiental. ¿Cómo evalúa la gestión del presidente hasta ahora?
RESPUESTA: Ya dio un paso: la creación del Ministerio de Pueblos Indígenas (…) Creo que las autoridades que apoyan nuestra resistencia nos van a escuchar y por lo menos van a aliviar la situación de la demarcación de tierras indígenas.
(NDRL: Lula anunció este viernes la demarcación de seis nuevos territorios indígenas, los primeros desde 2018).
P: ¿Cuatro años de gobierno serán suficientes para desandar los retrocesos en asuntos indígenas y ambientales de su predecesor, el ultraderechista Jair Bolsonaro?
R: No es suficiente (…) pero tenemos un poquito de esperanza. No tenemos total esperanza
en que el gobierno de Lula será bueno, porque en el pasado él también causó lesiones a nuestro pueblo, como por ejemplo Belo Monte (la represa en el estado vecino de Pará, muy criticada por ambientalistas e indígenas, cuyas obras se licitaron en 2010).
P: La deforestación está impulsada por las millonarias industrias de la madera y el agronegocio. ¿Puede haber una economía respetuosa del ambiente pero productiva en tierras indígenas?
R: Ciertamente, somos agricultores natos. Nuestro pueblo puede hacer una producción mucho más saludable, sin agrotóxicos, sin ningún veneno, haciendo reforestación y plantaciones ecológicas para garantizar una alta sustentabilidad.
P: ¿Por qué surgieron los Guardianes de la Selva?
R: En 2012 el Estado brasileño se cubrió la cara, cerró la boca, se tapó los oídos y olvidó toda su responsabilidad en la fiscalización de las tierras indígenas demarcadas. Si denunciáramos al Estado brasileño por los miles de árboles robados ilegalmente no tendría recursos para indemnizarnos.
Ante esa calamidad nos organizamos en los Guardianes de la Selva. Fuimos al combate, primero en diálogo con los madereros. (…) Pero hubo enfrentamientos y tiroteos (NDLR: y seis guardianes fueron asesinados).
En 2012 nos encontramos con 72 vías abiertas por los madereros dentro de la tierra indígena Arariboia, una invasión enorme. El Estado brasileño nunca iba a resolver eso, así que tuvimos que hacerlo nosotros mismos, expulsando a los madereros.
El año pasado redujimos las entrada de 72 a cinco; hoy tenemos dos y vamos a cerrarlas porque vamos a crear una base de monitoreo.
P: ¿Qué le piden al gobierno?
R: Queremos la garantía del derecho a la autonomía de nuestro pueblo, de organizarnos como hemos venido haciendo (…) Ha habido discusiones sobre reglamentar a los
Guardianes. Puede ser que otros estados, otros pueblos aceptan eso, pero la tierra indígena Arariboia no acepta que se acabe con nuestra autonomía.
Mientras vivamos, buscaremos mejoras de vida para nuestro pueblo.