Los Estados miembros de la ONU tienen previsto reunirse los días 19 y 20 de junio para adoptar formalmente el tratado de protección de las aguas internacionales aprobado en marzo, según una resolución de la Asamblea General adoptada el martes.
Tras más de 15 años de negociaciones, los delegados acordaron el 5 de marzo el primer tratado internacional de protección de la altamar, destinado a proteger ecosistemas vitales para la humanidad.
Sin embargo, el texto no había sido adoptado formalmente, ya que tenía que pasar por el tamiz de los servicios jurídicos y traducido a los seis idiomas oficiales de la ONU.
Al término de este trabajo de “coherencia terminológica” y de armonización de las diferentes versiones lingüísticas, la resolución adoptada el martes pide convocar una nueva reunión para adoptar el acuerdo “en principio, los 19 y 20 de junio de 2023”.
“Estamos entusiasmados de ver que el impulso positivo prosigue para este nuevo tratado”, comentó Nichola Clark, de la ONG Pew Charitable Trusts, impaciente de que lleguen las próximas etapas.
“Cuando al menos 60 países la hayan ratificado formalmente, iremos a la fase quizá más excitante: la puesta en obra del nuevo tratado para proteger la altamar”, declaró a la AFP.
Las aguas internacionales empiezan donde acaban las zonas económicas exclusivas (ZEE) de los estados, un máximo de 200 millas náuticas (370 km) de las costas y que no pertenecen a ningún estado.
Aunque suponen más del 60% de los océanos y cerca de la mitad del planeta, llevan mucho tiempo ignoradas en el combate medioambiental, opacadas por las zonas costeras y algunas especies emblemáticas.
Los avances de la ciencia han demostrado la importancia de proteger estos océanos que tienen una rica biodiversidad, a menudo microscópica, que proporciona la mitad del oxígeno que respiramos y limita el calentamiento climático al absorber una parte importante de CO2 que emiten las actividades humanas.
Pero los océanos se debilitan, víctimas de estas emisiones (calentamiento, acidificación del agua…) contaminantes de todo tipo y la sobrepesca.
El futuro tratado debe permitir crear estas reservas marinas protegidas en estas aguas internacionales de las que solo el 1% son objeto actualmente de medidas de conservación.
El tratado prevé también la obligación de realizar estudios de impacto sobre el medio ambiente antes de realizar actividades de altamar.