El presidente estadounidense Joe Biden inició este miércoles una visita cargada de nostalgia familiar a la República de Irlanda, procedente de Belfast, donde abogó por salir de la parálisis política en Irlanda del Norte, que cumple 25 años de paz.
Al bajar del Air Force One en el aeropuerto de Dublín, bajo la lluvia, Biden fue recibido por el primer ministro irlandés, Leo Varadkar.
El mandatario norteamericano, de 80 años, habla a menudo de sus raíces irlandesas, y en esta ocasión visitará dos regiones donde los genealogistas encontraron los rastros de sus ancestros, las de Louth y Mayo.
También se reunirá con su homólogo Michael D. Higgins, y hablará ante las dos cámaras del Parlamento irlandés, antes de regresar a Estados Unidos el viernes.
Pese al carácter sentimental de la visita a la isla, Biden enfatizó su mensaje político en la primera etapa de la misma en Irlanda del Norte, la provincia británica que celebra el 25º aniversario de los acuerdos de paz.
El histórico pacto del Viernes Santo, sellado en 1998, puso fin a tres décadas de conflicto entre los nacionalistas proirlandeses, mayoritariamente católicos y favorables a una reunificación, y los unionistas probritánicos, principalmente protestantes y que deseaban seguir en el Reino Unido.
En un discurso en la Universidad de Belfast, la capital de Irlanda del Norte, Biden urgió este miércoles a llegar a un compromiso para salir del bloqueo político de las instituciones norirlandesas.
“Espero que el Ejecutivo y la Asamblea (de Irlanda del Norte) serán pronto restablecidos”, dijo Biden, exhortando a los dirigentes de los principales partidos locales a reanudar el gobierno, bloqueado desde febrero del año pasado por las consecuencias del Brexit.
Biden también afirmó que mantener la paz duramente conseguida hace dos décadas y medio es una “prioridad” para Estados Unidos.
Pero la paz y la estabilidad siempre tienen que ser preservadas, añadió, recordando que el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021 probó que, en cada generación, “la democracia necesita campeones”.
La violencia del conflicto norirlandés dejó 3.500 muertos y algunas heridas todavía siguen abiertas, como puso de relieve un incidente el lunes en la ciudad fronteriza de Londonberry, donde jóvenes encapuchados lanzaron bombas incendiarias contra vehículos policiales.
Otra prueba de las profundas divisiones es que las instituciones autónomas, donde republicanos y unionistas deben compartir el poder en virtud del acuerdo de 1998, están bloqueadas porque el Partido Unionista Democrático (DUP), el principal partido unionista, se niega a participar.
– “Antibritánico” –
Biden también se reunió el miércoles con el primer ministro británico, Rishi Sunak, quien declaró que las relaciones entre el Reino Unido y Estados Unidos estaban “en gran forma”.
Pero no piensan lo mismo algunos miembros destacados del DUP, que criticaron duramente la presencia del mandatario demócrata.
Para el diputado Sammy Wilson, Biden es “antibritánico” y apoyó a la Unión Europea (UE) en las negociaciones posbrexit.
“Cualquier presión de una administración estadounidense tan claramente pronacionalista no constituye ninguna presión para nosotros”, apostilló otro miembro de la formación unionista, Nigel Dodds.
“Las actividades pasadas del presidente (Biden) muestran que no es antibritánico”, aunque esté “orgulloso” de sus orígenes irlandeses, reaccionó el miércoles una asesora del presidente demócrata, Amanda Sloat.
– Ancestros irlandeses –
El demócrata, que ya había acudido a Irlanda como vicepresidente de Barack Obama, reivindica con orgullo descender de unos irlandeses que fueron a buscar una vida mejor a Estados Unidos en el siglo XIX.
La Casa Blanca incluso realizó un árbol genealógico para la prensa y ha suministrado un buen compendio de anécdotas sobre los ancestros del presidente.
Detrás hay también un mensaje enmarcado en su intención de optar a la reelección en 2024: demostrar a una clase media desmoralizada que el “sueño americano” no ha muerto al presentarse como descendiente de una familia trabajadora y modesta.
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