El papa Francisco recibió el sábado a miles de refugiados que llegaron a Europa gracias a la ayuda de organizaciones cristianas, reconociendo las dificultades de la travesía y celebró el deseo de los migrantes de vivir “sin miedo ni inseguridad”.
El pontífice de 86 años también agradeció a aquellos que han ayudado a los refugiados a establecerse en su nueva vida, afirmando que la “acogida es el primer paso hacia la paz”.
En la audiencia participaron cerca de 6.000 personas que llegaron a Europa por los “corredores humanitarios” gestionados por asociaciones cristianas desde 2016.
Este esquema fue lanzado por la Comunidad de San Egidio en Italia y después se extendió a Francia y Bélgica, y beneficia a personas de Siria, Irak, Afganistán, Somalia, Sudán del Sur, Libia y Ucrania, entre otros países.
“Estoy feliz de conocer a tantos refugiados y a sus familias (…) cada uno de ustedes merece atención por la dura historia que han vivido”, dijo el papa argentino.
“Ustedes han mostrado la firme voluntad de vivir libres sin miedo ni inseguridad”, afirmó.
Los corredores humanitarios se crearon para ofrecer una alternativa la peligrosa travesía por el mar Mediterráneo.
Este esquema implica que los gobiernos europeos expidan visados que las organizaciones de beneficencia usan para que viajen las personas más vulnerables, ya sean víctimas de persecución, o familias con niños o personas enfermas.
Cuando los refugiados llegan a Europa, las organizaciones les proporcionan alojamiento, acceso a cursos de idioma y les ayudan a solicitar asilo.
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